“EN EL PELIGRO GRITÉ AL SEÑOR”.
En mi angustia llamé a Yavé
y me respondió,
grité desde el lugar de los muertos
y tú oíste mi voz.
Me habías arrojado en el corazón del mar,
y la corriente me cercaba,
tus olas y tus remolinos pasaban sobre mí.
Y dije: He sido arrojado de tu presencia,
nunca más veré tu santo templo.
Cuando en mí se me desfallecía el alma,
me acordé de Yavé,
y mi oración llegó a ti, a tu santo templo.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México