Comentario al evangelio de Mateo 21, 23-33. XXVII domingo ordinario “A mí hijo lo respetarán”.
Juan Revilla.
Este relato según los evangelios sinópticos, lo ubican en la última semana de la vida de Jesús estando en Jerusalén; los problemas con los sacerdotes, fariseos y escribas había llegado a un momento decisivo y Jesús presiente la muerte, el ataque se intensifica y lanza está parábola como signo de esos momentos que se viven; para el comentario de este relato se cita toda la parábola y posteriormente se tocaran los puntos más importantes:
“Escuchen este otro ejemplo: Había un propietario que plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar y levantó una torre para vigilarla. Después la alquiló a unos labradores y se marchó a un país lejano.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha.
Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
El propietario volvió a enviar a otros servidores más numerosos que la primera vez, pero los trataron de la misma manera.
Por último envió a su hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”.
Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: “Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia”.
Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
Ahora bien, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con esos labradores?”
Le contestaron: “Hará morir sin compasión a esa gente tan mala y arrendará la viña a otros labradores que le paguen a su debido tiempo.
Jesús agregó: “¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra principal del edificio; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados.
Ahora yo les digo a ustedes: se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”.
Primeramente veamos lo que la viña representa para el pueblo judío, ya que el profeta Isaías hace alusión a la viña y Mateo recrea con la viña uno de los elementos más importantes para el pueblo judío; Hebrón fue una región celebre donde se le reconocía como uno de los mejores lugares con las más ricas uvas, racimos de verdadera calidad; para plantar una vid requería un enorme esfuerzo, era retirar toda la piedra dejando el suelo idóneo y desde luego construir una atalaya para vigilar que ladrones no vinieran a robar los frutos, rodear con una tapia la parcela para protegerla, darle mantenimiento, abonarla, viñándola y sobre todo podándola.
La viña en la actualidad para el creyente representa el reino de los cielos, cómo Dios ha plantado este reino donde hay abundancia, donde hay frutos, un lugar prospero y rico para el beneficio de los hombres, el reino de Dios para el pueblo cristiano que como hace dos mil años lo fue para el pueblo judío; cada uno que trabaja en la viña goza de todo cuanto hay, el mejor vino, el fruto delicioso y hasta el ser guiados para cumplir el plan de Dios de ser feliz; en la actualidad también alude a la Iglesia que Cristo funda, esa iglesia que sólo tiene una misión dar frutos y extender sus beneficios a todos.
Los primeros versículos nos habla de la entrega de la viña al pueblo elegido, especialmente plantada para el pueblo judío, Jesús habla con está parábola después que lo han rechazado totalmente, no han aceptado las palabras de Dios, ni mucho menos a su enviado; posteriormente llega el momento de recoger los frutos envía a sus siervos, en este caso representan a estos siervos muertos, apedreados, apaliados a los profetas que en Jerusalén llevaron la palabra de Dios y de igual manera es rechazada; el mundo actual rechaza la palabra de Dios, está sólo se ha quedado en los templos y en casa pero no trasciende, es necesario escuchar al hijo: ¿habrá quién lo escuche?
El hijo ha sido dado por el Padre, más han rechazado al hijo y se cumple en la parábola de Mateo el acontecimiento de la viña cuando el hijo llega a los labradores asesinos, lo matan y lo hechas fuera, recordemos que Jesús muere fuera de los muros de Jerusalén; la piedra angular la que se pone en la parte superior para que apriete y fortalezca el muro es rechazada, es tirada como inútil.
¿Qué hará el Padre?, contestaron irónicamente: vendrá y no tendrá piedad de ellos, ni aun suplicando, se les quitará el reino y abre la posibilidad de darlo a los paganos que con sus frutos a tiempos su cuidado y todo la dedicación , tomará el reinos de los cielos por haber creído en la piedra angular y entregar los frutos a sus tiempos como lo fue con muchas comunidades que fueron evangelizadas por san Pablo, que vivían un intenso amor a Dios y a los hermanos; el vendrá y entregará el reino a otros que han demostrado su fidelidad, así que no nos extrañe que se aplique de igual manera a los que rechazan al hijo de Dios, en este caso a Jesús y que hoy en día es muy normal que le den poco gloria a Jesús, olvidando el envío del Padre. Mujeres y hombres viven sobre cogidos por los problemas, por el querer tener, poseer, gozar y de cierta manera de manera egoísta no querer el gobierno de Dios, ni mucho menos su dependencia, dice san Pablo el salario del pecado es la muerte y el juicio para los que lo rechazan a Cristo Jesús, que no lo escuchan y que aunque ya son salvados, viven cono si no hubiera habido salvación y no resurrección. A mí hijo lo respetarán será la prueba para el creyente, su aceptación y la entrega del reino de Dios.