“ESTÁ ESCRITO TAMBIÉN POR NOSOTROS,A QUIENES SE NOS ACREDITARÁ,SI CREEMOS EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO”.
Abraham no vaciló en su fe, olvidando que su cuerpo ya no podía dar vida -tenía entonces unos cien años- y que su esposa Sara ya no podía tener hijos.
No dudó de la promesa de Dios ni dejó de creer; por el contrario, su fe le dio fuerzas y dio gloria a Dios,
plenamente convencido de que cuando Dios promete algo, tiene poder para cumplirlo.
Y Dios tomó en cuenta esa fe para hacerlo justo.
Se le tomó en cuenta su fe. Estas palabras de la Escritura no sólo van dirigidas a él,
sino también a nosotros; se nos tomará en cuenta nuestra fe en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor.
Si bien fue entregado por nuestros pecados, fue resucitado para que entráramos a la vida justa.
Biblia Latinoamericana /se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México