“ABRAHAM LE CREYÓ A DIOS, Y ESO LE VALIÓ LA JUSTIFICACIÓN”.
¿Qué diremos, pues, de Abrahán, nuestro padre según la carne?
Si Abrahán obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios.
En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán en Dios y le fue reputado como justicia.
Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor sino como deuda;
en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia.
Así también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras:
Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados.
Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa el pecado.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México