“EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DEL SEÑOR”.
>De hecho, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor.
Por esta razón Cristo experimentó la muerte y la vida, para ser Señor de los muertos y de los que viven.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México