“VENGO A VIVIR EN MEDIO DE TÍ, JERUSALÉN”.
Alcé la vista y tuve una visión: Era un hombre con un cordel de medir en la mano.
Le pregunté: “¿Adónde vas?” Me contestó: “A medir a Jerusalén, a ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.”
En esto, salió el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel salió a su encuentro
y le dijo: “Corre, habla con ese joven y dile: Jerusalén será habitada como ciudad abierta, debido a la multitud de hombres y ganados que albergará en su interior.
Y seré para ella – oráculo de Yahvé – muralla de fuego en torno y gloria dentro de ella.”
Grita de gozo y alborozo, Sión capital, pues vengo a morar dentro de ti, oráculo de Yahvé.
Aquel día se unirán a Yahvé numerosas naciones: serán un pueblo para mí, y yo moraré en medio de ti. Sabrás así que Yahvé Sebaot me ha enviado a ti.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México