Genaro Valdivia.
Los sacerdotes, tienen la dicha de tener a un santo como su patrón, como ejemplo de vida, nuestro señor Jesús dice que seamos santos como nuestro Padre es santo y una de las metas del sacerdote en la actualidad es ser santo; nuestra religión menciona constantemente la santidad de los hombres, es más, el Espíritu santo provoca esa santidad, por esa razón dichosos los sacerdotes por tener un hombre santo; a través de sus sermones se puede palpar el objetivo del santo cura de Ars: “qué los hombres seamos santos y por esa razón pasaba tanto tiempo confesando, esperando que la gracia de Dios tocará verdaderamente ese corazón; por tanto no es descabellado exigir que los sacerdotes sean santos, sabemos que son hombres, que tienen problemas como cualquiera, que vienen de familias como las que hay en México, pero saben, tienen algo que comúnmente no tenemos todos, la dedicación a Dios en todo su tiempo, sus manos se consagraron, su vida se consagró su tiempo se consagró 100% a Dios y esa consagración ante los ojos de Dios sin duda, toma ventaja sobre un laico cualquiera.
El cura de Ars tuvo problemas con ser un erudito en escrituras, más Dios le regalo el don del consejo, del discernimiento, del temor a Dios y la sabiduría de Dios, cuatro dones que ofrece el Espíritu santo y que muy poco se ven en un hombre, más para Juan María Dios no se los negó, al contrario sus sermones sobre el matrimonio santo, sobre cómo se deben de guiar los hijos, la conversión, el juicio final etc están plagados de Dios, la invitación total a vivir con Dios; ¿cree que un sacerdote no tenga las mismas capacidades de dones?, ¡claro!, por esa misma razón son los primeros que muestran al pueblo que si es factible la santidad; muchos fieles se retiran según ellos de la Iglesia por el testimonio del sacerdote, claro que estos tampoco son verdaderos cristianos, son intermitentes y tibios, criticones y murmuradores, unas verdaderas joyas que exhiben a los sacerdotes de Dios como lo peor, la prensa comete la difamación más grande del mundo, generalizar las fallas de los sacerdotes, las alardean queriendo destruir la figura del sacerdote, queriendo quitar a la Iglesia, muchos críticos según de temas, hablan abiertamente de los sacerdotes cuando ellos como católicos son una verdadera caricatura, los políticos impiden a toda costa que la Iglesia intervenga, claro son los más injustos y corruptos, explotan, se enriquecen a lo bestia, manipulan con el poder, hablan a sus anchas, pero no toleran al sacerdote porque representa a Dios y con Dios no están en amistad; la investidura del sacerdote debe de ser destruida, por tanto lo que va a evitar esa cobardía es la santidad del sacerdote; están directamente entre Dios y los hombres y si ellos exigen conversión al laico, el primero debe de ser convertirse es él, el primero en amar, el primero en vivir con intensidad en Cristo.
El santo cura de Ars es el ejemplo más claro, el que logro descubrir esa santidad y deben los sacerdotes seguir esa línea de honestidad y santidad; debemos de tomar muy encuentra que el único modelo de vida es el Señor, entonces veamos su santidad y como Juan María Vianney logra penetrar el don de Dios; hoy celebramos al cura de Ars, pero más celebramos la dicha de que nuestros sacerdotes busquen incansablemente la santidad, no hay más dicha para un hombre el cumplir la evangelización de los pueblos que con el ejemplo y así debe de hacer el sacerdote, esforzado y entregado al Cristo vivo; por último, las murmuraciones, difamaciones, juicios, criticas y persecuciones se pueden evitar son la rectitud, santidad y caridad del sacerdote, celebremos al cura de Ars pidiendo a Dios que nos de más curas de Ars y que todo aquel seminarista desde allí su objetivo único es ser otro Jesús.
