Al Señor de los Milagros, supliquémosle nos de la salud de cuerpo y alma. Oración
¡Oh mi buen Jesús! Redentor de Almas, que sufriste tanto por mi hasta morir en ese Madero Santo, que sufriste el oprobio y el escarnio de los judíos. A Ti mi Rey y Señor, coronado de espinas, traspasados tus pies y manos por los clavos de la ingratitud. A Ti mi Rey, “Rey de los judíos”, vengo suplicante para que remedies mis necesidades. Mira Señor mi pobreza de cuerpo y alma, a mi familia, sola abandonada, porque es tu Santa Voluntad al tenerme en tu cárcel de mi enfermedad. Apiádate de mi Señor, y dame paciencia para sufrirla con resignación. Te suplico que así como sanabas en Jerusalén a los leprosos, devolvías la vista a los ciegos, hacías que hablaran los mudos, consolabas a los huérfanos y dabas fortaleza a los débiles, vuelve tu mirada hacia mí y cures, si el Tu Santa Voluntad, esta enfermedad que esta corroyendo mi cuerpo y fortalezcas mi alma. Escúchame Señor, por tu Santísima Madre, por los dolores que traspasaron su Santísimo Corazón, vela por los míos. Tú que eres Rey de los cielos y mi Padre, acompáñanos en todo, protégenos y defiéndenos.
Así sea.