Unamos nuestras oraciones, imploremos a nuestro Padre inunde con su infinita bondad la tierra entera y envié la lluvia que tanta falta hace.
Mi alma tiene sed de Ti, Dios todo poderoso y eterno a ti acudo en mis horas de aflicción, a ti manantial de agua viva, refresca y suaviza con tu aliento de vida la tierra entera, y derrama con tu paternal providencia la lluvia en tus campos, bendice con tu eterno amor a todos los campesinos que necesitan de tu ayuda. Sin Ti nuestra vida languidece. Bendito sea nuestro Dios.
Yo en tu lugar, a Dios recurriría y a Él expondría mi causa. A Él que hace cosas grandes e insoldables, maravillas innumerables. A Él que derrama la lluvia sobre la tierra. Y envía las aguas a los campos. Ensalza a los humildes y alivia a los afligidos. Job 5, 8-11
¡Unidos en la Eucaristía!