“ALABEMOS AL SEÑOR, POR SU VICTORIA”.
Al soplo de tus narices retroceden las aguas,
las olas se paran como murallas;
los torbellinos cuajan en medio del mar.
Dijo el enemigo: “Los perseguiré y los alcanzaré,
los tendré a merced, llevaré sus despojos;
sacaré mi espada y mi mano los matará.
Mandaste tu soplo y el mar los cubrió,
y se hundieron como plomo en las aguas majestuosas.
Tú lo llevarás y lo plantarás en el monte que es tuyo,
el lugar en que habitas, oh Yavé;
el Santuario del Señor, obra de sus manos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México