“SEÑOR, ESCUCHA NUESTRA SÚPLICA”.
Tú que habitas al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Omnipotente,
dile al Señor: “Mi amparo, mi refugio,
mi Dios, en quien yo pongo mi confianza”.
El te librará del lazo del cazador
y del azote de la desgracia;”
te cubrirá con sus plumas
y hallarás bajo sus alas un refugio.
Pues a mí se acogió, lo libraré,
lo protegeré, pues mi Nombre conoció.
Si me invoca, yo le responderé,
y en la angustia estaré junto a él,
lo salvaré, le rendiré honores.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México