Parroquia de San Pío X
Los Verdaderos Adoradores de Dios
Dijo la mujer: Señor, veo que tu eres profeta. Nuestros padres adoraron a Dios en este monte, y ustedes dicen que el sitio donde se ha de adorar es Jerusalén, Jesús le dijo: Créeme, mujer: llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraran al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora, y esta es, que los verdaderos adoradores adoraran al Padre en Espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre quiere, Dios es espíritu, y sus adoradores han de adorarlo en espíritu y en verdad, la mujer le dijo sé que vendrá el Mesías, el llamado Cristo, cuando El venga, nos aclarara todo. Jesús le dijo Soy yo, el que habla contigo. (Jn. 4,19-26)
El Espíritu que recibimos de su hijo nos hace posible conocerlo y servirlo según la verdad. El Padre quiere adoradores que busquen un contacto personal con Él.
El encuentro personal con Dios lo tenemos cuando con fe y fervor acudimos a la santa misa ante el verdadero Dios presente en el altar, en el momento más importante cuando compartimos el Pan de vida, el Sacramento de la comunión, momento culmen de nuestra Religión; en nuestros momentos de oración cada vez que le buscamos ante un problema, preocupación también cuando en nuestros momentos de alegría le agradecemos a Él lo mucho que hace por nosotros, cuando postrados ante su Divina Presencia en acto de humildad adoramos al Santísimo Sacramento expuesto para todos los fieles, cuando ante la necesidad de un hermano, sentimos ese ardor de ayudarle, de compartir con él un poco de lo mucho que nos da nuestro Padre, ante la soledad de un enfermo, un preso o un ancianito, algún vecino que sufre, ante alguna situación de injusticia, etc. oportunidades hay y muchas todo esta en que verdaderamente ames a Dios, porque el amor a Dios no se puede contener. Lucha por su amor y hazlo vida.
En verdad porque no basta tener un buen corazón y ser generoso, necesitamos también purificar nuestros pensamientos hacia Dios y verlo como un verdadero Padre.
Los verdaderos adoradores en espíritu no se limitan en adorar a Dios, sino que se adhieran a Él con el entendimiento y con la voluntad.
Adora a Dios con toda tu alma y con todo tu corazón, adóralo en la sinceridad de tus obras.
¡ Unidos en la Eucaristía!