“LLEVAMOS SIEMPRE LA MUERTE DE JESÚS EN NUESTRO CUERPO”.
Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra.
Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados;”
somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate.
Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona.
Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal.
Y mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida.
Tenemos el mismo don espiritual de fe que tenía el que escribió: Creí, y por eso hablé. También nosotros creemos, y por eso hablamos.
Sabemos que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también con Jesús y nos pondrá cerca de él con ustedes.
Y todo esto es para bien de ustedes; los favores de Dios se van multiplicando, y también se irá ampliando cada día más la acción de gracias que tantas personas rinden a Dios para gloria suya.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México