Con la Resurrección de Jesús, Dios afirma cosas muy importantes:
• Dios estaba de parte de Jesús, le da la razón en todo lo que hizo y dijo y se la quita a quienes estaban en su contra.
• Rehabilita su causa y su persona: Jesús es su Hijo, el Cristo, el Mesías esperado.
• Dice a la Iglesia naciente que su misión está fundada no solamente en el hecho histórico, sino en la experiencia pascual, en el encuentro de cada cristiano con Jesús Resucitado.
• Es la anticipación de la meta de la historia; hace surgir una fuerza dinámica e invita a un programa de vida para cada hombre.
• Hay un nuevo horizonte para la vida y nuevo sentido para la muerte. La vida es un camino que se puede andar con esperanza, pues la muerte no es el fin del hombre, sino el medio para volver a su destino final: Dios Padre
No es un mito ni un sueño, no es una visión ni una utopía, no es una fábula, sino un acontecimiento único e irrepetible: Jesús de Nazaret, hijo de María, que en el crepúsculo del Viernes fue bajado de la cruz y sepultado, ha salido vencedor de la tumba”, añadió.
Para Benedicto XVI, el anuncio de la resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo, refiriéndose “particularmente al materialismo y al nihilismo, a esa visión del mundo que no logra trascender lo que es constatable experimentalmente, y se abate desconsolada en un sentimiento de la nada, que sería la meta definitiva de la existencia humana”.
Primera y Principal VERDAD DE NUESTRA FE
Los apóstoles de Jesús comenzaron su predicación anunciando este hecho indiscutible: Jesús de Nazaret, quien fue clavado en una cruz y sepultado RESUCITÓ. Todo su mensaje giró en torno de esta noticia; hoy la Iglesia también centra todo su trabajo apostólico en JESÚS RESUCITADO. A partir de esta VERDAD, se realiza la evangelización, hace dos mil años y hasta nuestros días.
La resurrección de Jesús es el hecho más importante de toda la Historia de la Salvación. Es un asunto fundante -en él está fundada nuestra fe- y fundamental -sin Resurrección sería absurda, y no tendría razón de ser nuestra fe-. Si Cristo no hubiera resucitado, la Iglesia no podría anunciar ninguna Buena Noticia de salvación para nadie. San Pablo lo afirma claramente: “Si Cristo no fue resucitado, nuestra predicación ya no contiene nada ni queda nada de lo que creen ustedes…. Y… ustedes no pueden esperar nada de su fe…. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos…” (1Co 15, 14; 17; 20). La Resurrección de Jesús es una VERDAD, a la que de ninguna manera debemos renunciar si nos llamamos cristianos
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
La pascua celebra la resurrección de Jesucristo, victorioso sobre la muerte. Su victoria es nuestra victoria. Verdad fundamental de la fe cristiana. Un canto pascual a esta fiesta la llama “La reina de todas la estaciones,” “día esplendoroso,” “la fiesta regia de todas las fiestas”. Éste es el día que hizo el Señor. La Iglesia se reúne felizmente cansada después de la intensidad de la Vigilia Pascual. El Padre nos recibe en casa, como al hijo pródigo, nos agasaja con un banquete y nos da una túnica nueva.
Según San León Magno, Jesús se apresuró a resucitar cuanto antes porque tenía prisa en consolar a su Madre y a los discípulos (Sermón 71, 2).
Ya han pasado los 40 días del ayuno cuaresmal. Hoy comenzamos “los Cincuenta Días de la Pascua,” siete semanas más un día–una “semana de semanas” desde ahora hasta la fiesta de Pentecostés. En estos cincuenta días nuestro Señor resucitado nos dirige hacia el sol de la primavera. Nuestro maravilloso Jardinero planta su cruz entre nosotros como nuevo árbol de la vida. Nuestro Buen Pastor nos conduce a los pasos floridos del paraíso
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Benedicto XVI y otras fuentes.