Genaro Valdivia.
Una casa, un salario, una cobija, los alimentos, el agua o su servicio, la luz como servicio etc. tienen un precio determinado que el consumidor por así llamarlo paga por cada uno de ellos, la renta de la tierra, la renta de una casa, la educación, la salud, todo tienen un precio, un valor que el hombre le ha asignado y justo es pues la misma palabra de Dios le autoriza: Gen 1, 28 “Y los bendijo Dios con estas palabras: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.”, el hombre demuestra que manda y le pone precio a cada cosa, objeto, servicio, ave etc., el hombre ha puesto y ha dado un valor a cada elemento, animales, minerales, plantas etc. incluso hasta el mismo hombre se ha atrevido a poner precio a un hombre o una mujer, a una parte de su cuerpo en casos de pérdida por riesgo de trabajo o en accidentes o muerte, ¿cuánto vale el hombre?, no lo sabemos, los que aseguran la vida es decir los seguros que prevén no dejar desamparados a los familiares en caso de muerte, es asignan un valor, pero hoy hay una realidad, por asaltarte te matan, por no estar de acuerdo pueden asesinarte, por secuestrarte te matan y así podría nombrar varias situaciones que pueden ejemplificar que el hombre no respeta la ida del hombre, sin embargo nada le puede dar un valor real a la vida de los hombres; ¿has visto que le ponen el precio a la cabeza de un asesino o terrorista?, mucha gente por ganar esa cantidad denuncia aun arriesgando su vida, el amor al dinero es la perdición del alma.
La Iglesia sostienen el principio de la dignidad humana, bastantes numerales son dedicados a que el hombre reconozca su dignidad, es decir su valor, que el hombre vale, que es alguien y no algo y el valor que él tiene es inestimable, por eso en el libro del profeta Isaías Dios se expresa así: Isa 43:4 dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida.
Ese valor que tiene un hombre es el valor que sólo Dios le asigna a un hombre y el valor se llama:”dignidad”, la dignidad encierra el valor de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, Dios le da el valor por haberlo creado a su imagen y semejanza, refleja la dignidad misma de Dios, sin importar credo, color, raza, ni edad, tan sólo por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios lo vale todo, es una realidad, que se tienen que creer o descubrir, quién no lo hace no valora la dignidad propia, ni se ama, ni al prójimo, ni ama a Dios, no se puede unir o estar en comunión con los demás hermanos pues no alcanza entender que sólo en comunidad pueden desarrollarse sus potencias, sólo con los demás puede edificar, sólo en comunidad puede amar a los demás.
El numeral 108 de la DSI describe esa imagen y semejanza: a) Criatura a imagen de Dios
108 El mensaje fundamental de la Sagrada Escritura anuncia que la persona humana es criatura de Dios (cf. Sal 139,14-18) y especifica el elemento que la caracteriza y la distingue en su ser a imagen de Dios:
« Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó » (Gn 1,27). Dios coloca la criatura humana en el centro y en la cumbre de la creación: al hombre (en hebreo « adam »), plasmado con la tierra (« adamah »), Dios insufla en las narices el aliento de la vida (cf. Gn 2,7). De ahí que, « por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar ».204
Como un espejo se refleja lo que Dios es, reflejamos a Dios como Cristo Jesús mostro a Dios en los atributos y calidad, la dignidad de Dios, el valor que Dios tiene para el hombre de manera personal, por tanto al verme a mí ven a Dios.
El numeral 109 habla de esa semejanza:
109 La semejanza con Dios revela que la esencia y la existencia del hombre están constitutivamente relacionadas con Él del modo más profundo.205 Es una relación que existe por sí misma y no llega, por
tanto, en un segundo momento ni se añade desde fuera. Toda la vida del hombre es una pregunta y una búsqueda de Dios. Esta relación con Dios puede ser ignorada, olvidada o removida, pero jamás puede
ser eliminada. Entre todas las criaturas del mundo visible, en efecto, sólo el hombre es « “capaz” de Dios» (« homo est Dei capax »).206 La persona humana es un ser personal creado por Dios para la relación
con Él, que sólo en esta relación puede vivir y expresarse, y que tiende naturalmente hacia Él.207
La semejanza nos estrecha a Dios y nadie se puede sentir separado de esa relación íntima de él, esa semejanza nos capacita, es decir nos lo hace posible, a no ser que él consciente no lo acepte y se niegue a actuar como debe de ser de acuerdo a su naturaleza y pensamiento, capacitándonos para ser semejanza de Dios, claro que en estos tiempos el hombre “moderno”, no quiere ser semejanza de Dios, ni tampoco imagen pues pretende prescindir de Dios, se rechaza a Dios abiertamente y sin miramientos ni fundamentos.
¿Pero de qué sirve saberlo y reconocerlo?, amigos es la base del respeto del otro, de valorarlo al prójimo, de amarse a sí mismo y poder amar a los demás, respetar la persona es reconocer el valor que encierra, así como un rubí, como una esmeralda, como el oro, como el diamante, así se guarda al hermano, así se cuida al otro, así se luce sin vergüenza al otro en nosotros mismos; si se entiende que el hombre vale igual que todos sin afectar su status, su credo, su educación, su descendencia, todos valemos lo mismo, entonces respetaríamos su persona, su trabajo, su familia, sus pertenencias; la doctrina social busca que descubramos esa verdad, el mismo Señor Jesús le dice: ¿Por qué te preocupas del vestido, del techo, del alimento, de lo del mundo, acaso no vale más el hombre que todo lo dicho anteriormente?, pues así es de grande y real está verdad, está revelación.
Todo se cimienta en lo que valgo, en lo que soy para que de ahí partir a los demás con un sano crecimiento, un amor limpio y toda una comunión con Dios como imagen de Él y semejanza de Él. Por esa razón el salmo 8 es un himno de reconocimiento a esa dignidad del hombre. “¿qué es el hombre para que cuides de él?”, vale la pena profundizar en la doctrina social y empaparse de esa ya adquirida desde siempre dada por Dios como imagen y semejanza suya, un espejo de Él.