Jesús decidió irse hacia las tierras de Tiro. Entró en una casa, y su intención era que nadie lo supiera, pero no logró pasar inadvertido.
Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espíritu malo, se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies.
Esta mujer era de habla griega y de raza sirofenicia, y pidió a Jesús que echara al demonio de su hija.
Jesús le dijo: “Espera que se sacien los hijos primero, pues no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos.
Pero ella le respondió: “Señor, los perritos bajo la mesa comen las migajas que dejan caer los hijos.
Entonces Jesús le dijo: “Puedes irte; por lo que has dicho el demonio ya ha salido de tu hija.
Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio se había ido.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México