Ahora me dirijo a sus Ancianos, dado que yo también soy anciano, y testigo de los sufrimientos de Cristo, y espero ser partícipe de la gloria que ha de manifestarse.
Apacienten el rebaño de Dios cada cual en su lugar; cuídenlo no de mala gana, sino con gusto, a la manera de Dios; no piensen en ganancias, sino háganlo con entrega generosa;”
no actúen como si pudieran disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo para su rebaño.
Así, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, recibirán en la Gloria una corona que no se marchita.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México