Entonces Ana pronunció este cántico:
“Mi corazón se alegra con Yavé,
lleno de fuerza me siento con Yavé;
ya puedo responder a mis enemigos
porque me salvaste, y soy feliz.
Se hace trizas el arco del forzudo,
pero de fuerza se ciñen los débiles.
Los satisfechos trabajan por un pan,
pero los hambrientos ahora descansan;
la que era estéril tiene siete partos,
otra, con muchos hijos, queda sola;”
Yavé da muerte y vida,
hace bajar al lugar de los muertos
y hace que de allí vuelvan.
Yavé empobrece y enriquece,
El humilla, pero luego levanta.
Saca del polvo al pequeño
y retira al pobre del estiércol
para que se siente entre los grandes
y para darle un trono de gloria.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México