Hoy como todos los días de tu vida “Dios quiere contar contigo”, y su Hijo Jesucristo en este momento te esta llamando de muchas maneras, pongamos atención y dispongamos nuestro corazón, para escuchar el llamado de nuestro Señor.
Rm. 10, 9-15.
9 Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucito de entre los muertos.
10 La fe de tu corazón te procura la “justicia”, y tu boca, que lo proclama, te consigue la salvación.
11 La Escritura lo dice : “El que cree en él no quedara defraudado”.
12 Así que no hay diferencia entre judío y griego ; todos tienen el mismo Señor, que es muy generoso con todo el que lo invoca ; 13 porque todo el que invoque el nombre del Señor se salvara.
14 Pero ¿cómo invocaran al Señor sin haber creído en él? Y ¿cómo podrán creer si no han oído hablar de él? Y ¿cómo oirán si no hay quién lo proclame? 15 Y ¿cómo lo proclamarán si no son enviados? Como dice la Escritura : “que bienvenidos los pies de los que traen buenas noticias”
El bautismo, es un acontecimiento fundamental en nuestra vida, tomemos en cuenta que lo fue en la vida de Jesús, porque en el Jordán, él, fue ungido para proclamar el reino de Dios.
Mt. 3, 13-17.
13 Por entonces vino Jesús de Galilea al Jordán, en busca de Juan, y para que este lo bautizara.
14 Juan quiso disuadirlo y le dijo : “¿Tú vienes a mí? Soy yo quien necesita ser bautizado por ti”.
15 Jesús le respondió : “Deja que hagamos así por ahora. De este modo cumpliremos todo como debe de hacerse”. Entonces Juan aceptó.
16 Una vez bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
17 Al mismo tiempo se oyó una voz del Cielo que decía : “Este es mi Hijo, el amado ; en él me complazco”.
Lo mismo tiene que pasar con cada uno de nosotros, ya que por medio del bautismo que recibimos, también fuimos ungidos para proclamar el reino de Dios, en este mundo tan diversificado y cada vez más descristianizado, pero también cada vez más sediento de Dios.
Reflexiona hermano, reflexiona hermana, reflexiona papá y mamá, en este momento “Dios quiere contar contigo” vamos todos juntos, y caminemos alegres a la casa del Señor.
“Amen”
