El inventario de fin de año del cristiano, espiritual y materialmente.
Por Juan Revilla.
Los contadores públicos son una pieza clave en una empresa, en un pequeño negocio, ellos son los encargados de mantener al corriente el estado financiero y legal de una empresa, ellos determinan junto con el administrador, el curso de la empresa, el curso de su crecimiento, el curso de sus ganancias y como se va a invertir los recursos, así de esta manera determinaremos cuando un negocio es redituable. La vida personal del creyente es algo parecido a un negocio, pues Dios nos ha dado talentos que debemos poden a trabajar, como en un negocio llega el momento en que el administrador y el contador público son llamados para rendir cuentas al dueño, nosotros como cristianos cada año somos llamados para rendir cuentas a nuestro Padre de nuestra vida y como ha ido en marcha esa vida, pero no asistimos al llamado o simplemente como un cristiano piadoso el fin de año damos gracias a nuestro Señor Jesús acostándolo, con una cena en la familia y muchas ganas de cambiar pero… Así han pasado ya medio siglo y este hermano vive apagado en su fe, es un verdadero ejemplo de un cristiano fracasado, un ejemplo que muchos hombres ven con horror ser cristiano.
Pocos son los cristianos que como un fiel contador público lleve un balance de que como ha ido invirtiendo los talentos que Dios puso a su cargo, depositó con confianza ciega en ese hijo desde que pensó en su formación desde antes de nacer, son contados los cristianos que hacen un buen análisis de su vida y se formulan planes y proyectos a futuro, son unos cuantos los cristianos que se han dado cuenta que talentos ha depositado Dios en él, la mayor parte dice: “es que yo no tengo nada”, “no tengo riqueza, mira en qué condiciones materiales vivo”, “ ah sí fuera como mi compadre que es bien inteligente”, “como me voy a dedicar a Dios si no tengo tiempo”, “yo cumplo con mi familia la inversión de los talentos que Dios me dio”, así podríamos citar gran cantidad de expresiones que los cristianos decimos, vaya hijos en quién Dios tienen su plena confianza, porque si lo viéramos con juicio humano estaríamos para llorar, sin embargo Dios tienen un plan perfecto y no tienen nada de coincidente con el de cada cristiano, la única coincidencia somos nosotros.
Un objetivo que Dios tiene para nosotros y que olvidamos continuamente, es que Dios nos formo para ser felices, realizarnos y vivir plenos, palabras muy desgastadas para muchos por la constante pronunciación de ellas; ¿pero en que beneficia a un cristiano hacer un inventario del año?, hermano es urgente y básico hacerlo, el va a determinar las condiciones actuales de tu vida, un eterno requisito es que tu y yo tengamos tiempo para hacerlo, no en cuanto a vida, más bien en cuanto al tiempo cronológico, nunca tenemos tiempo para sentarse una hora siquiera hacer una reflexión de los motivos por los cuales vivimos, los motivos que me motivan a vivir, lo que me impulsa a trabajar y posteriormente anotarlos resultados que tenemos de esa reflexión, ¿pero si yo no sé escribir?, “cállate que vivo tan mal que me aterra hacer esa meditación”, “nunca lo he hecho”, bueno es también disponer de una honestidad por lo menos en ese momento lo más fiel posible, nunca he hecho un inventario en mi vida, como crees que sea fácil, tienes razón hermano no es fácil hacer un inventario, pero vuelvo a repetir ¡urge!; ¿cómo empezar ese inventario?, no necesita ser muy sofisticado, sencillo y veraz bastaría, para empezar la pregunta esencial sería, claro que esto empieza cuando hayas hecho una oración previa y tu espíritu y alma se disponga a entrar en inventario:
Anota en tu cuaderno 1.- ¿soy feliz?, ¿más que el otro año?
2.- ¿son felices los que están a mi alrededor con mi presencia?, empezando con mi esposa, mi esposo, mis hijos, mis padres, depende del estado civil que vivas, después parientes y posteriormente amigos, compadres etc.
3.- ¿Tiene sentido vivir la vida a diario?, veo frutos en ello, ¿las actividades, el deporte, las aficiones llenan mi vida?, hay obstáculos, tengo esperanza, vivo desesperado por el tiempo, me siento utilizado, ¿para qué estudiar, superarme, prepararme, invertir tiempo?
4.- ¿para qué trabajo?, para mantener, para vivir, porque tengo que hacerlo, con ello compro los bienes materiales, porque en ello está una parte de mi naturaleza, porque en el trabajo encuentro bendiciones de Dios y plenitud física en mi, están contentos con mi trabajo (patrón, trabajadores, compañeros, clientes, familia, es suficiente lo que obtengo de mi trabajo) ¿me hace feliz?, ¿los bienes que tengo me hacen feliz?
Por último: 5.- ¿cómo está mi relación con Dios?, ¿en amistad o en enemistad?, ¿en qué te basas para determinar tu respuesta?, ¿Dios te hace feliz?, ¿te gusta ser católico, cristiano?, ¿orgulloso de ello o te escondes y dices es que no lo práctico?, con tu Iglesia, ¿asistes a ella?, ¿con regularidad?, ¿participas en ella?, ¿crees en ella?, ¿de Jesús tienes hambre de Él o te da igual?
5 preguntas que pueden marcar la pauta para empezar a tener esa confianza en ti, de que sí se puede hacer un inventario de este año, hacer un inventario y ver su reporte va a implicar que puedas hacer un plan de vida para el siguiente año, de eso hablamos mañana, quizá haya cosas que a tu mente lleguen, recuerdos gratos o dolorosos, fracasos, desencantos, triunfos, logros, pero no tengas miedo pues te asiste el Espíritu santo que es especialista en revelar la verdad y todos los tenemos malos y buenos, su acción va a depender de la docilidad, pero no te preocupes, Él no se equivoca, el que puede equivocar eres tú. Si tienes algunos conflictos, no hay problema, es efecto de esa reflexión. No es una guía profesional, es una serie de preguntas que a muchos hermanos les ha bastado para cambiar su vida y empezaron una vida de reflexión y fe.