Yo soy Yavé, y no hay otro igual,
fuera de mí no hay ningún otro Dios.
Sin que me conocieras estuve contigo,
para que todos sepan, del oriente al poniente,
que nada existe fuera de mí.
Yo soy Yavé, y no hay otro más;
yo enciendo la luz y creo las tinieblas,
yo hago la felicidad y provoco la desgracia,
yo, Yavé, soy el que hace todo esto.
Que los cielos manden de lo alto, como lluvia,
y las nubes descarguen la Justicia.
Que se abra la tierra y produzca su fruto,
que es la salvación,
y al mismo tiempo florezca la justicia,
porque soy yo, Yavé, quien lo envió.
Sí, así habla Yavé, Creador de los cielos,
– pues El es Dios,
que ha formado y hecho la tierra,
– pues El le puso cimientos:
No dejé la confusión, sino que la hice habitable,
– pues yo soy Yavé y no hay otro;”
O si no hablen, presenten sus pruebas;
si es necesario, consúltense unos a otros:
¿Quién había anunciado estas cosas
y las había publicado desde hace tiempo?
¿No he sido yo, Yavé?
No hay otro Dios fuera de mí.
Dios justo y Salvador no hay fuera de mí.
Vuélvanse a mí para que se salven,
desde cualquier parte del mundo,
pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!
Lo juro por mi Nombre,
pues de mi boca sólo sale la verdad
y si hablo, la palabra no se echa atrás:
“Ante mí se doblará toda rodilla
y toda lengua jurará por mí, diciendo:”
Justicia y fuerza están sólo en Yavé.
Vendrán a verlo muy humilditos
los mismos que se enfurecían con él,
y toda la raza de Israel conseguirá con Yavé
el triunfo y la gloria.
fuera de mí no hay ningún otro Dios.
Sin que me conocieras estuve contigo,
para que todos sepan, del oriente al poniente,
que nada existe fuera de mí.
Yo soy Yavé, y no hay otro más;
yo enciendo la luz y creo las tinieblas,
yo hago la felicidad y provoco la desgracia,
yo, Yavé, soy el que hace todo esto.
Que los cielos manden de lo alto, como lluvia,
y las nubes descarguen la Justicia.
Que se abra la tierra y produzca su fruto,
que es la salvación,
y al mismo tiempo florezca la justicia,
porque soy yo, Yavé, quien lo envió.
Sí, así habla Yavé, Creador de los cielos,
– pues El es Dios,
que ha formado y hecho la tierra,
– pues El le puso cimientos:
No dejé la confusión, sino que la hice habitable,
– pues yo soy Yavé y no hay otro;”
O si no hablen, presenten sus pruebas;
si es necesario, consúltense unos a otros:
¿Quién había anunciado estas cosas
y las había publicado desde hace tiempo?
¿No he sido yo, Yavé?
No hay otro Dios fuera de mí.
Dios justo y Salvador no hay fuera de mí.
Vuélvanse a mí para que se salven,
desde cualquier parte del mundo,
pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!
Lo juro por mi Nombre,
pues de mi boca sólo sale la verdad
y si hablo, la palabra no se echa atrás:
“Ante mí se doblará toda rodilla
y toda lengua jurará por mí, diciendo:”
Justicia y fuerza están sólo en Yavé.
Vendrán a verlo muy humilditos
los mismos que se enfurecían con él,
y toda la raza de Israel conseguirá con Yavé
el triunfo y la gloria.
Biblia Latinoamericana/se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México