Después que le hubo quitado el pecho, lo hizo subir junto con ella a la casa de Yavé en Silo; llevaba también un toro de tres años, una medida de harina y un cuero de vino. El niño era aún muy pequeño.
Sacrificaron el toro y llevaron el niño a Elí.
Ana le dijo: “Perdona, señor, tan cierto como que tú vives, señor, que yo soy la mujer que estuvo cerca de ti orándole a Yavé.
Yo rezaba por este niño y Yavé me concedió lo que le pedía.
Yo ahora se lo cedo a Yavé para el resto de sus días; él será donado a Yavé”. Así fue como se quedó al servicio de Yavé.
Sacrificaron el toro y llevaron el niño a Elí.
Ana le dijo: “Perdona, señor, tan cierto como que tú vives, señor, que yo soy la mujer que estuvo cerca de ti orándole a Yavé.
Yo rezaba por este niño y Yavé me concedió lo que le pedía.
Yo ahora se lo cedo a Yavé para el resto de sus días; él será donado a Yavé”. Así fue como se quedó al servicio de Yavé.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México