Etimológicamente significa “memoria del Señor”. Viene de la lengua hebrea.
Hay dos hombres que fueron ejemplo y vida para los hombres, uno en el antiguo testamento y el otro en el nuevo testamento.
En el antiguo testamento Zacarías fue uno de los profetas del pueblo de Israel, considerado entre los profetas menores, pero que no desmerita la gran importancia de sus escritos y profetismo, este gran profeta nació durante el destierro de los judíos en Babilonia. Lo más recomendable sería que también leyeses la palabra de Dios es decir la sagrada escritura.
Cuando recibió de Dios el llamado de ser su mensajero para ir hablar al pueblo, lo aceptó en seguida. Su primer mensaje lo transmitió en el año de 520 aC.
Cuando los judíos regresan del destierro de Babilonia, al ver la desolación, la ocupación por otros, estaban depresivos, desanimados y desalentados, a tal grado que no tenían tampoco animo de reconstruir su templo tan venerado.
Entonces la voz del profeta Zacarías resonó por toda Judea, él les animó con entusiasmo a que lo hicieran. Si lo construían les esperaba un provenir insospechado, pues en el Dios también se manifestaba.
En el nuevo testamento aparece Zacarías, él era el sacerdote del templo, estaba casado con Isabel que era prima de la virgen María y aunque ellos ya eran grandes de edad, todavía anhelaban tener un hijo y al mismo tiempo que María se le hacía la anunciación de la llegada del verbo encarnado, Isabel ya tenía 6 mese de embarazo, cuando Zacarías estaba en los oficios del templo tuvo la revelación del embarazo y como debiese llamarle al hijo, cosa que lo desconcertó y dudó del anuncio por tal motivo estuvo mudo hasta el momento en que Juan iba a recibir el nombre y se destrabó su lengua y comenzó a alabra a Dios.
Zacarías proclama uno de los himnos más hermosos a Dios, que incluso en la hora de los fieles se proclama y que es una alabanza pura hacía la divinidad.