Etimológicamente significa “ vigilante”. Viene de la lengua griega.
Gregorio Palamas, es poco conocido en la Iglesia de occidente, pero es muy conocido de la Iglesia ortodoxa. Ubicado al final del imperio bizantino. Cuando era estudiante, a los 20 años decidió irse al Monte Atos, uno de los monasterios más célebres en aquel tiempo.
Lugar donde se santificaron multitud de hombres que siguen las huellas y vida de Cristo Jesús, metidos en oración y en una vida de contemplación, donde la penitencia causa alegría ya que es capaz de doblar la soberbia del hombre.
Gregorio experimenta lo más importante para el hombre “la paz”, paz que quería robarle aquel filósofo calabrés que con sus herejías que ría contaminar al buen Gregorio.
Este santo sabe mantenerse en su fe y creencia, defendió con elegancia y con una inteligencia loable a los monjes. Su experiencia espiritual se fundamenta en una teología que distingue en Dios la parte de inaccesible, aquella que va a la esencia.
Después de varios años de controversias y de luchas, la doctrina de Gregorio la adoptó oficialmente la iglesia bizantina. Sus dotes intelectuales, su santidad y su testimonio de vida son decisivas para su nombramiento como obispo de tesalónica, su gran labor apostólica lo lleva a que la Arquidiócesis a su cargo goce de buenos frutos.
Su espiritualidad tiene plena una buena aceptación en la actualidad entre muchos creyentes de Occidente, que de igual manera que muchos santos también son ejemplo de vida. Muere saen el año 1360.
