Presentan Verbum Domini: Exhortación apostólica de Benedicto XVI sobre la Palabra de Dios.
Uno de los acontecimientos más importantes de este año y trascendentes de la historia de la Iglesia, ha sido la publicación “Verbum Domini”, el Papa Benedicto XVI con la gran profundidad que le caracteriza dio a conocer el documento que busca mostrar el fundamento del amor a la palabra de Dios, Jesús verbo encarnado une al mundo a través del de la palabra: católicos, cristianos, ortodoxos y hasta el islam se congregan al amor basado en la palabra de Dios.
VATICANO., 11 de noviembre de 2010 (ACI).- Se presentó en la Sala de Prensa de la Santa Sede la exhortación apostólica postsinodal del Papa Benedicto XVI “Verbum Domini”, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. Este documento del Santo Padre es fruto del Sínodo realizado del 5 al 26 de octubre de 2008.
Intervinieron en la conferencia de prensa el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos; el Arzobispo Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura; el Arzobispo Nikola Eterovic y Mons. Fortunato Frezza, respectivamente Secretario general y Subsecretario del Sínodo de los Obispos.
El documento presentado hoy y con fecha 30 de septiembre, memoria de San Jerónimo, es fruto de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, celebrada en Roma del 5 al 26 de octubre de 2008. Se ha publicado en latín, italiano, inglés, francés, español, alemán, portugués, polaco. Consta de una introducción, tres partes y una conclusión.
Primera parte.
Mons. Eterovic explicó que en la primera parte, titulada “Verbum Dei”, el Papa hace hincapié “en el papel fundamental de Dios Padre, fuente y origen de la Palabra, así como la dimensión trinitaria de la revelación”.
En el primer capítulo, “El Dios que habla”, se resalta “la voluntad de Dios de abrir y mantener un diálogo con el ser humano, en el que Dios toma la iniciativa y se revela de diversas maneras”. Asimismo “se destaca el aspecto cristológico de la Palabra, subrayando al mismo tiempo la dimensión pneumatológica”. En esta parte se afronta la relación entre Escritura y Tradición, así como el tema de la inspiración y verdad de la Biblia.
“La respuesta del hombre al Dios que habla” es el título del segundo capítulo. “El hombre está llamado a entrar en la Alianza con su Dios que lo escucha y responde a sus preguntas. A Dios que habla, el hombre responde con la fe. La oración más indicada es la realizada mediante las palabras que el mismo Dios ha revelado y que se mantienen escritas en la Biblia”.
El tercer capítulo está dedicado al tema “La hermenéutica de la Sagrada Escritura en la Iglesia”. Se dice que “la Sagrada Escritura debería ser, como lo manifiesta la Constitución dogmática “Dei Verbum” sobre la divina revelación, “el alma de la teología sagrada”.
Se afirma que “la hermenéutica bíblica del Concilio Vaticano II debe ser redescubierta a fin de evitar un cierto dualismo de la hermenéutica secularizada, que podría dar lugar a una interpretación fundamentalista o espiritualista de la Sagrada Escritura. La recta hermenéutica exige la complementariedad del sentido literal y espiritual, una armonía entre fe y razón. Por lo que concierne a la relación entre cristianos y judíos con referencia a las Escrituras, “se subraya que es muy especial porque comparten buena parte de ellas”.
Segunda parte.
La segunda parte se titula “Verbum in Ecclesia”. En el primer capítulo, “La Palabra de Dios y la Iglesia”, “se subraya que gracias a la Palabra de Dios y a la acción sacramental, Jesucristo es contemporáneo a los hombres en la vida de la Iglesia”.
“La Liturgia, lugar privilegiado de la Palabra de Dios” es el título del segundo capítulo, en el que se insiste “en el nexo vital entre la Sagrada Escritura y los sacramentos, en particular, la Eucaristía”. Se recuerda la importancia del Leccionario y de la proclamación de la Palabra y del ministerio de lectorado, insistiendo sobre todo en la preparación de la homilía, un tema de gran importancia en la Exhortación Apostólica post-sinodal.
El tercer capítulo está dedicado a “La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia”, donde se destaca “la importancia de la animación bíblica de la pastoral, la dimensión bíblica de la catequesis, la formación bíblica de los cristianos, la Sagrada Escritura en los grandes encuentros eclesiales, y la Palabra de Dios en relación con las vocaciones”. También “se presta una especial atención a la Lectio divina y a la oración mariana”.
Tercera parte.
La tercera parte, titulada “Verbum mundo”, subraya “el deber de los cristianos de anunciar la Palabra de Dios en el mundo en el que viven y trabajan. En el primer capítulo, “La misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios al mundo”, se señala que la Iglesia está orientada al primer anuncio, “ad gentes”, a los que todavía no conocen al Verbo, Palabra de Dios, pero también a aquellos que han sido bautizados pero que necesitan una nueva evangelización para redescubrir la Palabra de Dios”.
“Palabra de Dios y compromiso en el mundo”, es el título del segundo capítulo. En él se recuerda que “los cristianos están llamados a servir al Verbo de Dios en los hermanos más pequeños y, por tanto, a comprometerse en la sociedad para la reconciliación, la justicia y la paz entre los pueblos”.
El tercer capítulo está dedicado a “La Palabra de Dios y las culturas”. Se pone de manifiesto “el deseo de que la Biblia sea mejor conocida en las escuelas y universidades y que los medios de comunicación social usen todas las posibilidades técnicas para su divulgación. El tema de la enculturación de la Sagrada Escritura está vinculado a las traducciones y a la difusión de la Biblia, que hay que incrementar”.
“Palabra de Dios y diálogo interreligioso”, es el tema del cuarto capítulo. “Después de haber puesto de relieve el valor y la actualidad del diálogo interreligioso, la “Verbum Domini” ofrece unas indicaciones útiles sobre el diálogo entre cristianos y musulmanes, así como con los pertenecientes a otras religiones no cristianas, en el marco de la libertad religiosa, que implica no sólo la libertad de profesar la propia fe en privado y en público, sino también la libertad de conciencia, es decir, de elegir la propia religión”.
En la conclusión, dijo el arzobispo Eterovic, el Santo Padre reitera la exhortación a todos los cristianos a “esforzarse para tener cada vez más familiaridad con la Sagrada Escritura”.