La pastoral social una piedra en el zapato para el creyente.
Por Juan Revilla.
Con toda la promoción, publicidad y difusión de la campaña de la pastoral social, así como los cursos de sensibilización y formación de los EPPSO Cáritas (equipos parroquiales de pastoral social), la arquidiócesis de León a dejado una piedrita en los zapatos de los creyentes, una piedrita que machaca y lastima al caminar; sin embargo también es una campaña con un badajo sólido que hace sonar las conciencia adormilada de la fe, una fe mal formada y mal entendida en el seguimiento de Cristo Jesús nuestro Señor, nuestro Dios, bien lo decía el profeta Isaías: “son como perros mudos que no alertan a nadie”, este despertar de la fe no es agradable, “¿entonces qué fe practicaba yo?”, una fe a medias, cómoda, reducida a simple misa los domingos y si se puede los días festivos y un cumplimiento a medias de los sacramentos. Todo ese movimiento que la Iglesia lleva a cabo desde su parte jerárquica, es decir desde el Papa hasta el más sencillo laico vemos que hay un mundo de enseñanza y práctica en el seguimiento de nuestro Señor Jesús, duele ver que al concientizarnos veamos que durante años hemos sido tibios en nuestra fe y encontramos la razón de un mundo tan insensible falto de “Justicia y de caridad”, las dos virtudes infusas por el espíritu santo en nosotros para compenetrarnos como hermanos y con Dios.
La justicia un tema que se tocó los pasados miércoles y jueves en el curso de pastoral social, desde el sentido teológico y a vistas de la encíclica del Papa Benedicto XVI “Dios es amor”, la justicia que al profeta Ámos le exigía Dios que anunciase 5, 24 “¡Que fluya, sí, el juicio como agua y la justicia como arroyo perenne!”, la injusticia causa de tanta infelicidad, causa de pobreza, causa de odio, causa de pecado, causa de separación del amor de Dios es la número uno en nuestro país México y en el mundo.
Si le agregamos la virtud infusa teologal de la caridad y que esta palabra la tenemos reducida a dar limosna o dar alguna prenda o algo que ya no utilizamos, podríamos deducir que estamos como estamos por ser injustos y faltos de amor de amor al prójimo, porque nosotros nos encerramos en el anti valor del egoísmo, una piedad que con golpes de pecho buscamos a callar el corazón que reclama la sed, el hambre, el frío, la marginación, el desprecio, el abandono, del hermano que no tiene las mismas condiciones para vivir bien como nosotros, a tal punto de olvidarnos de anunciar por lo menos la buena nuevade nuestro Señor Jesús a quién amamos, pero que al salir del templo se esfumo el amor a Jesús.
La piedrita que algunos dejamos en el zapato intencionalmente para penitencia, por los pecados, por los ruegos para un hermano o por una expiación corporal y hasta por un favor que pedimos, es dulce para el cuerpo a diferencia de la piedrita que en el zapato está por la falta de caridad de la Iglesia en general, buscamos asistir al más necesitado cuando en tu pequeña comunidad hay una gran necesidad, corporal, espiritual y material, buscas al más pobre de los pobres que hasta que lo ves desnudo dices” a este es al que ando buscando”, a otro le ayudas para que se convierta porque es un compañero o hermano muy difícil que no puedo ponerlo en mi redil para que acepte mis ideas; a otro le toleras desmanes y hasta un actuación totalmente mundano y a otro no lo puedes tolerar porque piensa totalmente diferente a ti y crees que no tiene un crecimiento; esto hablando de hermanos en el caminar que ya han recibido la palabra de vida, el primer anuncio, que ya tienen un seguimiento, estudios teológicos, que tienen un apostolado, pues que será de aquel que apenas cumple con el mínimo exigido por la Iglesia, que será de aquel que no tienen nada de contacto con la Iglesia, ¡menos se puede esperar algo!.
Bendito y maravilloso es el método de Dios para enseñar y revelarnos nuestra falta de justicia y amor al prójimo (caridad), grande eres Señor para revelarnos que nos preocupamos en invertir muy bien nuestro dinero para asegurar nuestra vida pero que no nos asegura nuestra salvación, dijo Carlos Slim en conferencia “La pobreza no se resuelve con caridad” con un tono verdaderamente hipócrita dijo: “Yo, no me voy a llevar ni un centavo, de alguna forma somos administradores temporales de riqueza; se muere uno y deja todo lo que ha creado” que risa, entonces, ¿para qué seguir acumulando más riqueza?, ¡ahh!, es su don, a eso es a lo que nos referimos una mala comprensión e interpretación de la caridad, el hombre más rico del continente americano con esa pobre mentalidad de la limosna es más pobre que aquel que no tienen techo y es lo que no deja entrever la verdadera enseñanza de Cristo Jesús; no amigos si la verdadera caridad no se hace presente cierto es que con la asistencia en bienes no le vas a quitar la pobreza, pero si en su empleo le pagas lo justo y le brindas todos lo necesario al hermano para que viva dignamente, que se prepare y se supere, sin robarle, sin negarle los servicios médicos legales, te asegura Dios que todos serán uno, como nuestro Señor Jesús es uno con el padre y ahí es donde los empresarios no están dispuesto a invertir, pueden buscar maquinaria, insumos, materias primas más baratas, invertir en grandes mercadotecnitas, pero el sueldo de paga ese no lo menciones, $800.00 a $1,500.00 a la semana es la máxima y todos nos ponemos de acuerdo, queridos amigos seguro que no va a subsistir uno con esos sueldos de pacotilla y mentalidades baratas que desplazan el valor del hombre por la materia; ¿verdad que es una piedra dura en el zapato la pastoral social bien entendida?, mientras tú te consumes en whisky y en grandes viandas para tus clientes, tus obreros y hermanos hacen fortuna para ti, mientras que buscas por todos lados evadir los impuestos ante el gobierno tú robas a los obreros y hermanos lo que se produce dándoles sólo lo mismo y que al final de año para que vean la generosidad de tu corazón les rifas unos artículos de línea blanca, les pones vino, unas carnitas y sonido, para que bailen, se emborrachen y sean felices aunque sea por unas horas después seguirán batallando por alcanzar con un sueldo miserable que tu le das al obrero y hermano.
Una piedra que me punza en la planta del píe y que cada paso me hace acordarme de la injusticia que yo les hago y el olvido del amor a sus personas, el pueblo de Israel cuando eran visitados por sus profetas que Dios les enviaba se tapaban los oídos y lo más fácil era matarlos, callar esa voz que se levanta contra uno, ¿Qué postura voy a tomar yo?, ¿voy a tapar mis oídos y cerrar mis ojos?, o me voy a humillarme para que nuestro señor Jesús me enseñe la verdadera caridad y la justicia?, roguemos que no sea demasiado tarde para aprender y poner en práctica esa caridad y justicia, antes que muchos corazones se sigan llenando de odio y resentimiento en su interior.
Juanito:
Excelente comentario sobre la incomodidad que ocasiona el tema de la Pastoral Social.
Si tanta incomodidad nos hace este tema, ¿será porque somos injustos? Y sí, realmente la injusticia es, en la actualidad, el pecado más grande de la humanidad.
Para Pablo el pecado es la causa principal de la infelicidad de los hombres; o sea el rechazo de Dios. El pecado encierra a la criatura humana en la mentira y en la injusticia (Rom 1,18ss; 3,23), condena al mismo cosmos material a la vanidad y a la corrupción (Rom 8,19ss) y es también la causa última de los males sociales que afligen a la humanidad.
Se analiza de manera interminable la crisis económica que atraviesa el mundo; pero ¿quién se atreve a dar un hachazo de raíz y a hablar de pecado? El pecado, según expresión de Pablo es el “mysterium iniquitatis” que está trabajando (2 Tes 2,7).
Pasando a otra idea. Dentro de tantos puntos de reflexión que tocas en tu comentario, me gustó mucho que mencionaras a Amós, el campesino metido a profeta, el profeta de la Justicia Social. En su libro (9,4) escribe: “Sobre ellos pondré mis ojos para su desgracia y no para su bien”. La prédica de Amós era implacable en contra del cómplice manoseo de sacerdotes y jueces corruptos: por eso lo expulsaron de Betel y de Samaria. Amós se alejó de Betel al despuntar la mañana, aparejó su burro y se fue cavilando en silencio sus reflexiones. El mensaje no era suyo, era del Señor Dios de Israel, que se lo había revelado. Si los dirigentes de Israel no lo querían entender, peor para ellos. Mientras tanto, apenas llegara a Técoa lo pondría por escrito para que mañana o pasado alguien lo pudiera entender. El mensaje era exigente y directo, no importaba nacionalidad ni credo.
¡Ojalá, que este año de campaña de Pastoral Social, el Señor cimbre lo más profundo de nuestro corazón y no seamos superficiales al ver la necesidad de nuestros hermanos que sufren!
¡Animo, Juanito!
Pedro.