También fueron detenidos siete hermanos con su madre, y el rey quiso obligarlos, haciéndoles azotar con correas de cuero, a comer carne de cerdo prohibida por la Ley.Uno de ellos tomó la palabra en nombre de todos y dijo: «¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que violar las leyes de nuestros padres.»
En el momento de dar su último suspiro dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.
Después de éste torturaron al tercero; cuando el verdugo se lo pidió, presentó inmediatamente la lengua y extendió sin vacilar sus manos.
Tuvo la valentía de declarar: «Por don del Cielo poseo estos miembros, por sus leyes los desdeño y de El espero recibirlos de nuevo).»
Hasta el mismo rey y su corte quedaron asombrados de la valentía de ese joven que no tomaba en cuenta para nada sus sufrimientos.
Cuando murió, sometieron al cuarto a los mismos suplicios.
Estando a punto de morir, dijo: «Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.»”
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
