Lectio Divina, ¡Señor, auméntanos la fe!
Domingo 27º del Tiempo Ordinario – Lucas 17, 5-10
1. Lectura
¿Qué dijeron los apóstoles al Señor? ¿Qué pedían que les aumentara?
¿Con qué compara el Señor la fe que podrían tener los apóstoles? ¿Qué tipo de árbol se menciona? ¿Qué le podrían decir al sicómoro? ¿Les obedecería aquel árbol?
¿Con qué palabras comienza la pregunta del v. 7? ¿A quiénes podría estarse refiriendo? (véase el v. 5) La pregunta del v. 7 es sobre lo que no debería hacerse; analízala y descubre qué es lo que no se le debe decir al servidor que regresa del campo. La pregunta del v. 8 es sobre lo que, según la parábola debería hacerse; léela atentamente y responde: ¿Qué le será pedido al siervo? ¿A qué hora deberá comer y beber? Observa el v. 9: ¿Cuál es la respuesta que, aunque no está en el texto, se debe dar a la pregunta de si “acaso tiene que dar las gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron”?
Ahora lee con atención el v. 10: ¿A quién podría estarse refiriendo la frase “de igual modo ustedes…”? (para la respuesta lee los vv. 5 y 7). ¿Qué deben decir los apóstoles cuando hayan hecho todo lo que se les mandó? De acuerdo a la respuesta ¿Cómo deben considerarse los apóstoles? ¿Qué han hecho solamente?
Para poder comprender mejor el sentido de los vv. 5-10 es indispensable leer los vv. 1-4: ¿A quién se dirige Jesús? Según las palabras de Jesús: ¿qué es imposible que no haya? ¿De quién se lamenta Jesús? ¿Qué le valdría más hacer a la persona que escandalice a uno de los pequeños? ¿A dónde lo deberían arrojar?
¿Qué deben hacer los discípulos si un hermano peca? ¿Qué deben hacer si ese hermano se arrepiente? Y si ese hermano peca contra alguno de los discípulos siete veces al día y siete veces dice que se arrepiente ¿qué deben hacer?
Si tienes un poco más de tiempo lee el duplicado que viene en Mt 17,20; 21-21-22 ¿En qué se parece a Lucas? ¿En qué se distingue?
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Es importante, para comprender mejor este evangelio, que tengamos en cuenta en primer lugar que la petición de los apóstoles al Señor de que les aumente la fe está en relación con el perdón que se ha señalado en los vv. 3b-4. Piden la fe para algo importante en la vida comunitaria pero difícil de practicar. Los apóstoles, al percibir las exigencias que les está planteando el Maestro, se sienten limitados y piden un aumento de fe .
En segundo lugar, el texto supone que la fe de los discípulos –al menos en ese momento- es más pequeña que un grano de mostaza; es decir, su fe no llega siquiera al tamaño de una de las semillas más pequeñas conocidas en aquel tiempo.
En tercer lugar, la frase de Jesús enfatiza una seguridad y abre una posibilidad: “Si tienen fe… le podrían decir…” Los discípulos pueden tener una fe auténtica con probabilidades de hacer cosas nunca vistas como el hecho de darle órdenes a un arbusto de que se arranque y se plante en el mar. Pero el evangelio no pretende señalar que la fe sirva para cosas raras o extravagantes.
En las ciudades los paisajes se transforman con mucha facilidad; no así en el campo, menos aún en la cultura rural del tiempo de Jesús. Esto permanece todavía en ciertos ambientes campesinos de nuestro tiempo en los que incluso los árboles sirven de seña o como lugar de escondite para ciertos objetos. Quitar un árbol era cambiar el paisaje, modificar el entorno, transformar el lugar en el que se vivía y que se tenía perfectamente identificado. Arrancar un árbol estaría refiriéndose a la transformación del paisaje; plantarlo en el mar a lo extraordinario de esta acción.
De esta manera el evangelio quiere remarcar, más que la cantidad, la autenticidad de la fe. Es decir, si la fe es verdadera se hará notar en la transformación del paisaje, del entorno o ambiente en el que viven las personas. Esto, de acuerdo a las preguntas que hace el Señor a sus apóstoles (vv. 7-10), debe ser lo ordinario. Más aún, debería ser la actitud permanente de los discípulos. Tener una fe transformadora no es algo opcional; es una responsabilidad de todo el que quiera ser discípulo de Jesús. Para enfatizar todavía más este aspecto de la fe el evangelio de Lucas presentará a un leproso samaritano y extranjero (17,16-19) que no sólo se reconoce beneficiado de Dios sino que toma un comportamiento de discípulo: “se volvió glorificando a Dios en alta voz, y, postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias (…)” (v. 16); a éste Jesús le dice: “levántate y vete, tu fe te ha salvado” (v. 19).
Desde esta perspectiva el evangelio de Lucas nos deja claro que todo discípulo necesita de la fe para transformar su ambiente y modificar su vida convirtiéndose en discípulo. Tener una fe transformadora no debería ser algo extraordinario; es algo indispensable en quien quiera considerarse un auténtico discípulo de Jesús.
2. Meditación
Muchos cristianos confundimos tener fe con aceptar creencias. Lo primero que le compete a la fe, según el evangelio de Lucas, no es aceptar conocimientos, sino comprometerse. Alguien tiene más y mejor fe cuando es capaz de comprometerse en la transformación de su propia vida y del ambiente en el que vive. Pero hemos hecho de esta exigencia algo extraordinario; a veces da la impresión de que sólo algunos pocos tienen este convencimiento. Todavía existimos cristianos de nombre que pensamos que podemos vivir presentándonos como discípulos de Jesús aunque nuestra vida y el ambiente en el que vivimos no sólo permanece igual sino que parece empeorar.
El hecho de que llegue a nuestra mente alguna duda no es un problema de fe; eso es carencia de formación; incluso, en muchas ocasiones, tener dudas será una buena señal de que nos estamos haciendo preguntas que valen la pena para nuestra vida. Todo eso se soluciona con formación y capacitación. El verdadero problema de fe lo experimentamos cuando nos comienza a dar flojera para comprometernos en ser mejores personas cristianas; comenzamos a perder la fe cuando no queremos comprometernos en transformar nuestra sociedad, nuestra familia, nuestra Iglesia… El día que amanezcamos sin deseos profundos de mejorar nuestra vida y sin el convencimiento serio de transformar nuestra realidad (familiar, eclesial, social…), ese día habremos amanecido “ateos”, sin fe.
3. Oración
Demos gracias a Dios por el don de la fe; pidámosle que en ningún momento lo reduzcamos a conocimientos doctrinales. Roguémosle que nos ayude a convencernos de que somos personas de fe porque tenemos la responsabilidad de vivir en permanente conversión personal-comunitaria transformando el ambiente en el que vivimos.
Alabémoslo por todas las personas que, con su ejemplo de auténtica vida cristiana, nos han ayudado a crecer en nuestro compromiso con nuestra Iglesia, sociedad, familia… Pidámosle que con nuestro comportamiento animemos a quienes nos rodean a ir siendo mejores personas cristianas que transforman el ambiente en el que viven.
Roguémosle que este convencimiento sea algo permanente en nuestra vida; que nos convenzamos de que no es posible considerarse cristiano sin la vivencia de una fe que transforme nuestra persona y nuestro ambiente.
4. Contemplación – acción
¿Por qué es absurdo afirmar “soy creyente pero no practicante”?
¿Para qué se necesita la fe? ¿Para creer ciegamente o principalmente para trabajar en nuestra conversión y en la transformación de nuestra comunidad?
Analicemos la situación de nuestra familia, la realidad de nuestra Iglesia, la problemática de nuestra sociedad ¿en qué es importante que nos convirtamos para ser las personas de fe que realmente está necesitando nuestro ambiente?
saludos y bendiciones,
Una manera de reafirmar la Fé con cristo es mediante la reconciliación con Jesús y el alimento Eucarístico que nos mantiene en gracia.
Saludos……..