Cuando terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entró, pues, y se puso a la mesa.
El fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer.
Pero el Señor le dijo: “¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad.
¡Insensatos! El que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?
Dad más bien en limosna lo que tenéis y entonces todo será puro para vosotros.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México