Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra.
Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. En cierto momento Marta se acercó a Jesús y le dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas:”
una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México