CUNDUCEME, SEÑOR, POR TU CAMINO SANTO.
Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida.
Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad.
A los que hablan mentiras los destruyes: Odia el Señor a violentos y embusteros.
Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges, y te celebren los que aman tu nombre.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México