CONDUCEME, SEÑOR, POR TUS CAMINOS.
He reflexionado en mis caminos, a tus testimonios readecuaré mis pasos.
Aleja de mí el camino engañador, y dame la gracia de tu Ley.
La ley de tu boca vale más para mí que millones de oro y plata.
Tu palabra, Señor, es para siempre, inmutable en los cielos.
Aparté mis pasos de todo mal camino, pues quería ser fiel a tu palabra.
De tus juicios no me he apartado, pues tú me los enseñas.
Me regulo por todos tus preceptos y odio cualquier camino de mentira.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal católico: Asamblea Eucarística. México