Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo:
Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío.
El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío.
Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, ¿no comienza por sentarse y hacer las cuentas, para ver si tiene para terminarla?
Porque si pone los cimientos y después no puede acabar la obra, todos los que lo vean se burlarán de él,
diciendo: ¡Ese hombre comenzó a edificar y no fue capaz de terminar!
Y cuando un rey parte a pelear contra otro rey, ¿no se sienta antes para pensarlo bien? ¿Podrá con sus diez mil hombres hacer frente al otro que viene contra él con veinte mil?
Y si no puede, envía mensajeros mientras el otro está aún lejos para llegar a un arreglo.
Esto vale para ustedes: el que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México