Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas;”
por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, con toda piedad y dignidad.
Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador,
pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre,
que en el tiempo fijado dio el testimonio: se entregó para rescatar a todos.
Este es el mensaje del que Dios me ha hecho predicador y apóstol -yo no miento y es pura verdad-: enseño a las naciones en forma creíble y sin errores.
Quiero, pues, que en todo lugar donde los hombres estén orando levanten al cielo manos limpias de todo enojo y discusión.