Las palabras de Dios pasan cualquier prueba, son un escudo para los que confían en él.
No agregues nada a sus palabras: te reprendería y te demostraría que mientes.
¡Dos cosas te pido, Dios mío, no me las niegues hasta el día de mi muerte:
aleja de mí la falsedad y la mentira, no me des ni pobreza ni riqueza. Dame sólo mi ración de pan.
Porque con la abundancia podría dejarte y decir: “¿Pero, quién es Yavé?” Y en la miseria podría ponerme a robar: lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios!”
Biblia Latinoamericana se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México