Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos?
Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación no tiene contenido, como tampoco la fe de ustedes.
Con eso pasamos a ser falsos testigos de Dios, pues afirmamos que Dios resucitó a Cristo, siendo así que no lo resucitó, si es cierto que los muertos no resucitan.
Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo pudo resucitar.
Y si Cristo no resucitó, de nada les sirve su fe: ustedes siguen en sus pecados.
Y, para decirlo sin rodeos, los que se durmieron en Cristo están totalmente perdidos.
Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres.
Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, siendo el primero y primicia de los que se durmieron.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México