ENSEÑAME, SEÑOR, TUS MANDAMIENTOS.
Dichosos los que sin yerro andan el camino y caminan según la Ley del Señor.
Dichosos los que observan sus testimonios y lo buscan de todo corazón.
Con mis labios he enumerado todos los juicios de tu boca.
Me he aliado con todos los que te temen y que observan tus ordenanzas.
De tu bondad, Señor, está llena la tierra, enséñame tus preceptos.
Los malvados me espían para perderme, pero estoy atento a tus testimonios.
He visto el fin de todo lo perfecto, ¡cuánto más amplio es tu mandamiento!
¡Cuánto amo tu Ley! En ella medito todo el día.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México