El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en un campo. El hombre que lo descubre, lo vuelve a esconder; su alegría es tal, que va a vender todo lo que tiene y compra ese campo.
Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: un comerciante que busca perlas finas.
Si llega a sus manos una perla de gran valor, se va, vende cuanto tiene y la compra.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México
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