El Gaudium pública: MI ESPOSO TIENE “MAMITIS”

El Gaudium pública: MI ESPOSO TIENE “MAMITIS”

Cuando me casé, pensaba que iba a ser la mujer más feliz del mundo porque me casé con la persona que quería, y con la que quería compartir toda mi vida. Nuestro noviazgo lo pasamos muy bien, y como todos los novios, tuvimos momentos muy padres, pero también momentos muy difíciles que juntos pudimos superar

MI ESPOSO TIENE “MAMITIS”

Lunes 16 de Augosto de 2010 por P. Jose de Jesus

P. José de Jesús:

Quisiera comentarle algo que me tiene muy preocupada y que no me deja descansar:

Cuando me casé, pensaba que iba a ser la mujer más feliz del mundo porque me casé con la persona que quería, y con la que quería compartir toda mi vida. Nuestro noviazgo lo pasamos muy bien, y como todos los novios, tuvimos momentos muy padres, pero también momentos muy difíciles que juntos pudimos superar.

Finalmente se llegó el día en que decidimos casarnos, y ha sido el día más feliz de mi vida, al menos desde que yo recuerdo.

Teníamos proyectos juntos, que pensamos que nos iban a llevar a la felicidad, pero las cosas cambiaron drásticamente. Cuando nos casamos, le pregunté que dónde íbamos a vivir y me dijo que, por lo pronto, con su mamá, mientras conseguíamos un lugar digno en dónde vivir más cómodamente. Yo creí que sería por poco tiempo, pero han pasado ya tres años desde que nos casamos, y no soporto más esta situación, ya que sólo le da largas al asunto, y me evade cada que le pregunto; otras veces, se hace el enojado y no me quiere hablar.

Tenemos un niño de 2 años y habitamos los tres en un solo cuarto, tenemos muchas cosas, y vivimos muy amontonados. Pero tal vez eso es lo de menos, porque lo que más me decepciona, es que, desde que nos casamos, no me ha tomado en cuenta a mí para nada, pues todo lo quiere hacer con sus mamá; ella es la que le da de comer, porque no le gusta lo que yo hago. Muchas veces ella es la que le plancha la ropa, y a ella le da dinero para los gastos de la casa, cosa que no me agrada, pues a mí sólo me da poco para el niño y nada más.

Cuando llega de trabajar, primero va a saludar a su mamá y luego va conmigo. Y se regresa nuevamente con su mamá y platica más con ella que conmigo. Yo a veces me acuesto y él llega ya tarde a dormir por estar con ella. De hecho, siento que su mamá me hace de menos y siento que no le caigo bien; no sé qué le cuente de mi, pero eso no me agrada; es como estar viviendo con gente extraña, y vivir de arrimada.

La relación que lleva con mi hijo es muy buena, y se quieren mucho; de eso, no tengo nada de qué quejarme.

Padre, yo he pensado en dejarlo, porque ya no aguanto más la situación. No lo siento como esposo sino como alguien que me está dando hospedaje en su casa, y como ya duré mucho, siento que no soy grata. Estoy desesperada y no sé qué hacer.

Gracias padre, y que Dios lo bendiga.

Rosy

Rosy:

Tienes razón en estar decepcionada por lo que está pasando, ya que tu esposo no es lo que tú esperabas y tal vez nunca te habías imaginado lo que pasaría. Por esto, creo que amerita un serio análisis de lo que está pasando.

Considero que lo primero que deberías de hacer, es hablar seriamente con tu esposo y poner las cartas sobre la mesa. El matrimonio es la unión de dos personas en las cuales se derrama la gracia para que se amen y se guarden mutua fidelidad y eduquen cristianamente a sus hijos si Dios les ha dado esa misión de procreatividad.

Para que el matrimonio pueda funcionar como es debido, efectivamente lo mejor es que busquen su independencia y autonomía con respecto a su hogar, ya que vivir con la mamá o con la suegra puede traer complicaciones y la familia no se desenvuelve como debería de ser, ya que la figura paterna o materna se distorsiona creando varios modelos en la mente del niño, y por lo tanto una filiación un tanto desordenada. Desde luego, no digo que eso sea un parámetro general, pero es común.

Si él no quiere aceptar lo que tú le propones, te recomiendo también que, busquen ayuda de una tercera persona, sea un psicólogo o un sacerdote para que como pareja puedan resolver sus problemas. No sé hasta qué punto tu esposo sea capaz de aceptar esta propuesta, ya que tal vez para él es algo normal vivir de esa manera, y no se da cuenta el daño que te está haciendo a ti y a tu hijo. Cuando una persona tiene este problema de dependencia, no es que lo hagan con toda la intención, y tampoco quiere decir que no te quiera, sino que, considerado como un enfermedad, no tiene la intención de herirte, sino más bien, quiere sentirse seguro, y sacarlo del ambiente familiar es sacarlo de sus seguridades. No pienses que no te ama, o que quiere perjudicarte, más bien creo que necesita de tu ayuda, y ésta vendrá con cierto dolor y sufrimiento para ambos, pero sí pueden salir adelante.

Encomiéndate a la Sagrada Familia, confiésate, ve a misa todos los días -y si se puede en familia, mejor-, comulguen y prepárense para afrontar esta situación en el nombre del Señor.

Si ni siquiera así cede tu esposo, tendrás que tomar otras medidas más drásticas, pero bien pensadas, y bien asesoradas por alguien profesional para que no te vayas a lamentar de una decisión mal tomada.

P. José de Jesús Ibarra Andrade

ibandrade@yahoo.com

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