La campaña de la Pastoral social sigue en marcha, el primer punto fundamental de darla a conocer al mundo, es el que actualmente mueve a la Iglesia especialmente a CODIPAS (comisión diocesana de pastoral social) a seguir promoviendo en todas las esferas sociales, en el tejido de la sociedad de la Iglesia y entre todos los hombres sin excepción.
Conjuntamente con su difusión por todos los medios posibles y en común al documento de aparecida y al plan mismo de la pastoral social, se trabaja en el punto número uno de las prioridades que es.”La sensibilidad del corazón del hombre hacía la campaña”.
En la parroquia de San pío X, con motivo de su fiesta patronal se promueve un novenario de platicas sobre la pastoral social y misión continental, el Pbro. Eduardo Contreras es uno de los encargados de CODIPAS y quién ha trabajado duro con la campaña de pastoral social.
A continuación y con base al subsidio de la misma campaña de pastoral se presentan algunas de las características que distinguen a la pastoral social y que están contenidas en el ABC de la Pastoral Social:
Características de la Pastoral Social
Nace de la Palabra de Dios (Tradición y Sagrada Escritura). De ahí toma la pastoral social su inspiración e iluminación, la sustancia del mensaje que transmite, los valores que busca trasladar a la
Sociedad humana; a la luz de la palabra, leída e interpretada en comunidad cristiana, descubre la realidad y percibe el plan de Dios sobre cada momento de la historia.
La Palabra de Dios fundamenta la visión sobre el hombre, el destino de los bienes del mundo, el sentido de las relaciones sociales, el sentido del poder y autoridad como servicio (cfr. OA 4).
Es prolongación de la acción de Cristo. Con Jesucristo se inicia la historia nueva. La Pastoral Social hace presente a Jesús, compartiendo la vida, las esperanzas y las angustias del pueblo, y muestra, por el testimonio, que Él es el Cristo creído, proclamado y celebrado por la Iglesia.
La Pastoral Social prolonga la acción renovadora y liberadora de Cristo que vive y actúa resucitado en sus discípulos. Cristo, Buen Pastor, elige, segrega y enriquece con su Espíritu a unos hombres y mujeres, y los devuelve a la humanidad convertidos en testigos y fermento de su Reino.
Es eclesial. Las profundas transformaciones de la sociedad, los nuevos condicionamientos culturales, particularmente la secularización y la autonomía de lo temporal, han traído una profunda revisión de la misión eclesial de servicio al mundo y del testimonio de la caridad. La Pastoral Social pertenece a la misión de la Iglesia. El proyecto del Reino de Dios incluye entre sus metas la promoción integral del hombre (cfr. GS 45).
Hoy crece la conciencia de que la diaconía es signo del amor, germen del Reino de Dios; además existe una unión inseparable entre evangelización y promoción integral del hombre (cfr. EN 31). Es verdad, la liberación de Cristo queda mutilada si olvidamos que dentro de la acción pastoral, también debe haber la transformación del hombre, sujeto de su propio desarrollo individual y comunitario. La acción pastoral está incompleta si no se tiene en cuenta la transformación del hombre y la sociedad.
Uno de los grandes desafíos de la Iglesia es convencer a los cristianos que ellos son sujetos de la Pastoral Social “en primera persona”, y que esta responsabilidad no se cumple con el recurso fácil de la limosna, o el pensar de que “otros lo harán”, o “eso le toca la párroco o al obispo”.
Cuando intervenimos en lo social, no lo hacemos como una institución cualquiera de beneficencia o desarrollo social, sino en nombre y por mandato de La Iglesia. Cuando anunciamos y testimoniamos la llegada del Reino de Dios –Reino de Justicia, Verdad y Amor- estamos hablando de un trabajo que exige no sólo una visión profunda y concreta de la realidad humana, sino también una fuerza que se llama gracia, algo que no proviene de medios puramente humanos, sino del Espíritu.
Se inserta en la Iglesia local. El trabajo de Pastoral Social debe crear una comunidad de servicio. La comunidad cristiana no debe quedarse en reducirse en el cumplimiento de prácticas rituales y delegar a unos cuantos el deber de la caridad.
En conclusión se espera que para el mes de octubre se cumpla con los planes y objetivos de la campaña de Pastoral Social, y que juntos pueblo y dirigentes de la Iglesia, se genere las condiciones adecuadas para que los frutos se den hacía los más necesitados, a los olvidados, marginados, despreciados, a los abandonados por la sociedad.