Queremos concluir nuestra exhortación pastoral haciendo un llamado a los gobernantes de los tres poderes de la federación y de las entidades federativas, y a los ayuntamientos municipales. Ciertamente no se puede negar la tensión que existe a raíz de que en la ciudad de México se aprueba la unión entre dos personas del mismo sexo (hombres o mujeres).
Comentario al numeral 240 del documento: “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”: Llamamiento final de la Iglesia.
Por Juan Revilla.
Ante los últimos sucesos y roses por parte de la Iglesia y el poder político de México, es necesario analizar la propuesta que la Iglesia hace al gobierno y a la feligresía en general, al pueblo de México. En el documento “Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna” y muy concreto en el numeral 240, la Iglesia hace un llamamiento, una exhortación al gobierno en todos sus niveles y es muy intuitivo que se lo haga al gobierno pues, son los responsables de conducir al país en todos los aspectos, responsabilidad que muchas veces han demostrado no entender el papel tan importante que van a desempeñar.
Ciertamente no se puede negar la tensión que existe a raíz de que en la ciudad de México se aprueba la unión entre dos personas del mismo sexo (hombres o mujeres), uno de los detalles que van contra el mismo término “matrimonio” fue lo que ocasionó dicha fricción ya que es muy evidente que no se le puede considerar “matrimonio” a esa unión aunque fuera la de mis hijos o hijas, tal vez es necesario cambiar el término para una sana interpretación de esa unión sin el afán de discriminar a ningún hermano. La situación subió de tono o color trás permitir la adopción de bebes o niños por parte de la pareja, demostrando por parte del gobierno el querernos decir que si es un matrimonio, una familia, una verdadera unión legitima funcional, dando todas las facilidades para dicha adopción pues , es digno de recordar que para adoptar un hijo, se tenía que cubrir una infinidad de requisitos que muchas veces hacía casi imposible la adopción del hijo deseado y eso hablamos de un matrimonio (hombre-mujer), ¿ves que el término si confunde?, ahora tengo que especificar de qué tipo de unión se trata; algo que no justifico, más no juzgo, fue el lenguaje que utilizó el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez por el cual muchos se sintieron ofendidos y más viniendo de parte de la alta jerarquía de la Iglesia tal cual cita Bernando Barranco.
En el numeral 240 del documento antes citado, la Iglesia quiere y pretende que haya una comunión entre todos los mexicanos, esta propuesta o llamamiento es muy importante, la crisis que vive el país aunada a la crisis existencial de muchos mexicanos y la despersonalización puede empeorar a nuestra nación, cito textualmente el numeral 240 para tener una idea más amplia del llamamiento:
240. El corazón del mensaje evangélico es Cristo, paz y reconciliación para todos. Queremos concluir nuestra exhortación pastoral haciendo un llamado a los gobernantes de los tres poderes de la federación y de las entidades federativas, y a los ayuntamientos municipales. A ustedes está confiada la tutela suprema del Estado de Derecho en México. Sabemos que cumplir la alta misión que el pueblo les ha encomendado no es fácil en estas circunstancias; sin embargo, es una de sus tareas prioritarias. La misión de la autoridad es ofrecer a todos condiciones de seguridad ciudadana. La violencia no es sólo un problema de seguridad, es ante todo un problema de salud pública, que si bien requiere de la aplicación enérgica de la ley, al mismo tiempo exige medidas preventivas y políticas públicas que inhiban los factores que contribuyen a la inseguridad y violencia en todos los ámbitos de la vida nacional.
Un importantísimo numeral, yo como ciudadano tengo derecho a que en mi país exista un estado de derecho verdadero el cual me garantice mi estancia, el de la familia y mis hermanos mexicanos; hoy se presume que si existe ese estado de derecho y que está garantizado por nuestros ilustres representantes del tribunal de justicia, pues una ilustre representante asegura estar orgullosa de poder interpretar la ley y me imagino que será para el bien común, un gobernante del DF se siente orgulloso y tomando un versículo importante que en la sagrada escritura se le atribuye a Cristo Jesús, se lo adjudicó como modelo de su gobierno y cito así: “es la piedra angular de nuestra vida democrática”, si todos estamos orgullosos de lo que hacemos y pensamos pues, por lo mismo es necesario que todos los actores que intervenimos y me considero yo como laico, católico y como mexicano, el gobierno, la Iglesia y el pueblo mexicano se unan en un bienestar común, es necesario el diálogo entre las partes, el tomar decisiones por todos no es un triunfo cuando hay intereses de por medio, por tanto la exhortación propuesta por la Iglesia debe de considerarse con la seriedad que se merece, la convivencia entre los mexicanos está en juego, la discriminación, la violencia son fuertes signos de lo que se avecina en México si sigue la división entre los actores, el gobernante del DF aseguro que muchos creían que se iba acabar el mundo por la aprobación del aborto, y lo manifestó como un triunfo de su gobierno no de la ciudadanía, no se puede ir ganando votos para su gobierno cuando se violentan los derechos de los demás que no pueden pronunciarse.
Será fundamental que el gobierno, empresarios, Iglesia y pueblo lleguemos a consensos, un común acuerdo para llevar a nuestro país a la vida digna, no pensar superficialmente por un lapso de tiempo, sino el cimiento para nuestras futuras generaciones, alguien importante del gobierno del DF citó así: están equivocados ya no estamos en los tiempos remotos, estamos en el siglo XXI, amigo hágase pues realidad que vives en el siglo XXI y entonces encausar la labor pública al mexicano, nuestra generaciones nos van a juzgar ya que un país que dejemos como herencia va a ser causa de su felicidad o infelicidad; no es necesario ser un erudito para saber que es el bien y que es el mal para nuestro país, lo difícil será ver conque visión vas a juzgar tu actuar, pues, todos estamos invitados a levantar nuestra voz a la exhortación que nos hace la Iglesia y definir que país quiero par mis hijos.