Recuerden su iniciación. No hubo aquel fuego físico que ardía junto a la nube oscura y la tempestad,
con el sonido de trompetas y una voz tan potente que los hijos de Israel suplicaron que no se les hablara más.
Ustedes, en cambio, se han acercado al cerro de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles,
a la asamblea en fiesta de los primeros ciudadanos del cielo; a Dios, juez universal, al que rodean los espíritus de los justos que ya alcanzaron su perfección;”
a Jesús, el mediador de la nueva alianza, llevando la sangre que purifica y que clama a Dios con más fuerza que la sangre de Abel.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México