Entonces, dice Yavé, yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellos serán mi pueblo.
Esto dice Yavé: El pueblo que se salvó de la espada enfrenta la calor del desierto, Israel se está dirigiendo al lugar de su reposo.
De lejos Yavé se le apareció: “Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti.
Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel.
De nuevo lucirás tu belleza bailando, alegremente, con tus panderetas. De nuevo plantarás viñas en los cerros de Samaria, como antes las plantaban los viñadores y las cosechaban.
Vendrá un día en que los centinelas gritarán desde los cerros de Efraím: “¡Levántense, subamos a Sión, adonde está Yavé nuestro Dios!”
Y añade Yavé: ¡Vitoreen con alegría a Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse escuchar, celébrenlo y publíquenlo: “¡Yavé ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!”
Biblia Latinoamericana /se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México