ESCUCHAME, SEÑOR, PORQUE ERES BUENO.
Pero a ti, oh Dios, sube mi oración, sea ése el día de tu favor.
Según tu gran bondad, oh Dios, respóndeme, sálvame tú que eres fiel.
No escondas a tu siervo tu rostro, me siento angustiado, respóndeme pronto.
¡Pero a mí, humillado y afligido, que me levante, oh Dios, tu ayuda!
Celebraré con un canto el nombre de Dios, proclamaré sus grandezas, le daré gracias.
Vean esto, los humildes, y regocíjense.
¡Reanímense, los que buscan al Señor!
Pues el Señor escucha a los pobres, no desdeña a los suyos prisioneros.
Que lo aclamen los cielos y la tierra, los mares y cuanto bulle en su interior.
Pues Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá: allí habrá de nuevo casas y propiedades.
Los hijos de sus siervos serán los herederos, y allí morarán los que aman su Nombre.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México