ME ALEGRARE, SEÑOR, POR TU BONDAD.
¡Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores;”
líbrame de los que hacen la maldad, sálvame de los hombres criminales!
Mira cómo acechan a mi vida, cuántos poderosos se juntan contra mí.
Señor, en mí no hay crimen ni pecado,
pero sin falta mía acuden y se aprestan.
Despiértate, ven a mi encuentro y mira.
Oh tú, mi fuerza, hacia ti miro, pues Dios es mi ciudadela.
Pero yo cantaré tu poder, y desde la mañana contaré tus bondades; porque tú has sido para mí una ciudadela y mi refugio en el día de la angustia.
Oh fuerza mía, yo quiero cantarte; mi Bastión es un Dios siempre bueno conmigo.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México