En la primera parte de Mariología, se trata uno de los planteamientos más importantes, “Cristo Jesús o María”. Tanto la Mariología como el culto que el catolicismo tributa a María son considerados por algunos observadores como un obstáculo para lograr el verdadero conocimiento de Cristo y el culto que le es debido. Por eso es importante analizar contexto y magisterio, así como postura de Lutero.
I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA: MARÍA O CRISTO. Tanto la Mariología como el culto que el catolicismo tributa a María son considerados por algunos observadores como un obstáculo para lograr el verdadero conocimiento de Cristo y el culto que le es debido. A ello han contribuido: enfoques teológicos que dejanban un tanto aislada la figura de María; formas de hacer teología que desatienden la tradición y la evolución homogénea del dogma; intentos de reflexión que pretendían aplicar a María muchas de las verdades cristológicas; formas de piedad que parecían dejar en lugar secundario la figura de Cristo; formas de catequesis que atribuían a María un papel en la obra de la salvación difícilmente conciliable con el Dios que Jesucristo nos ha revelado.
II. PRESENCIA DE MARÍA EN EL MISTERIO DE CRISTO
En la unidad del misterio de Cristo podemos distinguir metodológicamente tres dimensiones: histórica, soteriológica y eclesial.
A. DIMENSIÓN HISTÓRICA. Comprende los hechos de la vida de Jesús en los que se revela como Hijo de Dios y salvador de los hombres. Tal como se ha verificado en concreto la historia de Jesús, María entra a formar parte de esa historia de una manera esencial. De la estrecha relación entre María y Cristo, muy presente en los relatos de Lucas y de Juan, se desprende que el misterio de María recibe su luz del misterio de Cristo;que el estudio de los misterios de María es preciso encuadrarlo en el misterio global de Cristo; la comprensión total del misterio de Cristo no es posible sin Mariá, porque María es parte integrante del misterio de la encarnación.
Se recalca fuerte la cooperación activa de María en la redención, contra lo prostestante. Y no sólo en la Anunciación, sino tb junto a la cruz (al menos reafirmando su asentimiento a la Vol de Dios). De ahí se sigue la verdad de su maternidad espir. sobre la I. en el orden de la G. [i]. Es una maternidad continuada por Ella en el Cielo, por su intercesión.
B. DIMENSIÓN SOTERIOLÓGICA
a) Presencia de María en la redención objetiva: La redención objetiva es la obra de Cristo en cuanto que posibilita al hombre la liberación del pecado y la adquisición de la filiación divina. Uno sólo es el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús. Todo mediador y toda mediación humana queda subordinada a Cristo. María aparece en las fuentes de la revelación como colaboradora en la obra de la redención, por su vocación excepcional a ser Madre de Dios. En la tradición de la Iglesia, la fe cristiana avanza en la interpretación del SI de María como factor influyente en la redención objetiva.
b) Presencia de María en la redención subjetiva. Redención subjetiva es la apropiación mediante la fe de la redención objetiva. María es perfectamente redimida: su concepción inmaculada no la sustrae de la acción salvadora de su Hijo. María está doblemente presente en la redención subjetiva: como figura y modelo del cristiano; como intercesora en favor de todos los redimidos por Cristo.
C. DIMENSIÓN ECLESIAL. La Iglesia es la presencialización del misterio de Cristo, encargada de hacer asequible a todos los hombres el mensaje de la salvación. Según la doctrina del Vaticano II, las relaciones de María con la Iglesia se pueden resumir así: María es miembro de la Iglesia como hija de Adán y redimida en Cristo. María es figura de la Iglesia en su maternidad y en su virginidad. María es tipo de la Iglesia en su fe, en su caridad y en su unidad con Cristo. María es ejemplo de la santidad de la Iglesia. María, en glorificación definitiva, muestra a la Iglesia lo que será la meta definitiva que ésta espera. Pablo VI completó estas relaciones entre María y la Iglesia con el título de María, Madre de la Iglesia.
III. RESPUESTA AL DILEMNA “CRISTO O MARÍA”. La figura real de María no es un obstáculo, sino un medio, para llegar a la comprensión del mistero de Cristo. La Mariología es una necesidad, porque nos da a conocer facetas que afectan tan esencialmente al proceso de la revelación. Siempre que en la Mariología o en el culto se da una oposición entre Cristo y María, este hecho es consecuencia de un enfoque falso de la cuestión. La Mariología tiene que aparecer necesariamente en conexión con Cristo y con la Iglesia.
Prescindir en teología de la figura de María sería peligroso para la comprensión del misterio de Cristo. En la pastoral hay que fomentar una catequesis teológicamente bien fundada.
CONCLUSIÓN: La Mariología tiene que encuadrarse necesariamente en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
MARIOLOGIA Y ECUMENISMO.
– Respecto a la I.griega, la mariología es más elemento de unión que de separación (al revés que en protestantismo). Hay oposición (en la I.Oriental) a los últimos dos dogmas mariano (la Immaculada [ii] y la Asunción), pero es más una reacción contra la infalibilidad del Papa.
La postura protestante:
Los protestantes se oponen cerradamente a la mariología (sobre todo entendida cristológice) basados en el principio de la imposibilidad de una cooperación humana con la Gracia (por ello el problema de fondo radica en el concepto que se tenga del hombre frente a Dios, de la antropología teológica). Los protestantes tienen una gran variedad de mariologías (ya en el mismo anglicanismo). El diálogo se plantea a dos niveles:
-Problemas no-metodológicos: (Es decir, no sistemáticos): aquellos privilegios mariano que no se pueden probar con la sola Escritura.
-Problemas sistemáticos: aquellos privilegios marianos que se discuten porque se oponen a los principios propios del protestantismo.
El problema sistemático viene presentado como:
EXCLUSIVIDAD: en oposición al catolicismo que acepta los extremos y los une (como en Trento, VI). En el fondo no es un principio negativo [iii] sino positivo, por el que defienden un mono… cerrado. Así, Dios “centro único”, la Escritura “sóla”…En el catolicismo serían siempre los dos centros “ET…et”. a) Por lo que se refiere a las fuentes de la revelación. Mientras para los protestantes la Palabra revelada se encuentra sólo en la Sagrada Escritura, para los católicos se encuentra también en la Tradición de la Iglesia y en su Magisterio. Como consecuencia, los protestantes rechazan como infundados los dogmas o verdades marianas que no están afirmados en la Escritura.
CONCLUSIÓN: Protestantismo: Como consecuencia del principio: “SOLO”, el protestantismo se opone a algunos dogmas y verdades marianas que están en contradicción con dicho principio y, en general, se limita a admitir aquellas verdades que están en la Escritura, así como la tipificación de María respecto de la Iglesia y de sus miembros.
b) Por lo que se refiere a la antropología cristiana. La relación del hombre con Dios en el plano salvífico se expresa entre los protestantes clásicos con los siguientes principios: sólo Dios realiza gratuitamente la obra de la redención, de la que se excluye toda colaboración humana(solus Deus). Cristo es el único mediador, sin que puedan admitirse ni secundaria ni subordinadamente otros mediadores(sola fides). En el hombre no existe ninguna capacidad de merecer, de impetrar ni de ser invocado, puesto que todo lo que hace en nosotros la gracia de Dios(sola gratia). Como consecuencia, los protestantes rechazan cualquier posibilidad de colaboración positiva de María en la obra de la redención.
LA PASIVIDAD del hombe frente a la salvación de Dios, es un obstáculo a la mariología; se debe a la concepción que tienen de la natura h. por el pecado original. Siendo un principio “histórico” el protestantismo lo ha elevado a principio metafísico; así nada credo está en posibilidad de hacer algo pro- salvación. K. Barht sostiene que “lo finito no es capaz de lo infinito”. El mismo sí de María viene tergiversado en el texto alemán protestante.
c. La mariología católica a traves de este prisma protestante. Adquiere las siguientes connotaciones: es símbolo de la teología natural, en cuanto se funda más en razonamientos humanos que en la Palabra revelada; es símbolo de la evolución modernizante y sentimental del catolicismo, ya que sus principios abren el camino a una justificación caprichosa del dogma mariano; es símbolo del valor de la Tradición frente a la Escritura; es símbolo de la teología de la cooperación humana en el orden de la salvación. Con todo, queda en la Mariología un campo plenamente abierto a la reflexión teológica protestante: la tipificación de María respecto de la Iglesia y de sus miembros.
a) LUTERO: Admite la maternidad divina de María, su virginidad perpetua y, posiblemente, la Inmaculada Concepción, proponiendo a María como modelo de virtudes cristianas. Rechaza la Asuncióny todo culto e invocación a los santos, conservando sólo las fiestas de María que se puedenconsiderar fiestas de Cristo. Bullinger le concede tb la Asunciónpero porque Dios quería que no fuera su cuerpo objeto de culto (!).
La dificultad sistemática en Lutero [iv]: cuando él se refiere a María le niega el título de “Medianera” y “abogada” porque sólo lo es Cristo; y por reacción ante la piedad mariana popular de su tiempo (que parece que tuvo algo de excesivo especialmente entre algunos predicadores ). Acusa al “papismo” de presetnar a Cristo como juez severo ante el cual María, Abogada, actúa incluso de modo incluso “fraudulento” parar lograr el perdón de los hombres.
El texto problemático para Lutero era 1 Tim.2,5, que en realidad es la conciliación de la de mediación de María con la de Cristo, por ser prolongacición de la de El: María no es un simple redimido por Cristo, sino superior a ellos por su participación en la Redención.
b) Calvino: Admite la maternidad divina de María y su virginidad perpetua. Rechaza la Inmaculada Concepción y admite faltas en María, aunque alaba su fe. Niega el mérito y el poder de intercesión de María y, por consiguiente, la posibilidad de invocarla. Calvino la llama bienaventurada y la pone como modelo de virtudes.
Zwinglio: Admite la maternidad divina de María, su virginidad perpetua, la Asunción y la Inmaculada Concepción. Niega el poder de intercesión de María.
b) POSTURAS CERCANAS AL CATOLICISMO: Hay una nueva corriente en que algunos teólogos protestantes modernos han sometido a revisión la postura de sus Iglesias en relación con María. Proponen la vuelta a las fuentes: Escritura, Padres de la Iglesia y Padres de la Reforma. Sus afirmaciones son puramente personales, pero abren un camino al diálogo ecuménico.
1.M. Thurian: Subprior de Taizé: reconoce a María poder de intercesión y por ello con un puesto en la litúrgia, y es superior a los santos.
2. H. Asmussen: Recalca más la cooperación activa de María desde el sí de la Anunciación; afirma la cooperación del h. con la Gracia, para que ésta sea eficaz. La mediación de María es consecuencia del concepto de sacerdocio común y ministerial que tiene. Considera justificado el culto y la glorificación de María, por estar presente ya en el NT. (Isabel ante María).
[i].No es claro si con esto el Concilio favorece la corriente cristológica de la mariología, al poner a María por encima de la Iglesia.
[ii].Los griegos se oponen a la Immaculada afirmando más bien una “Katarsis” enMaría, que sería una purificación antes de nacer; lo que supondría una mancha original en la concepción. Dicen basarse en el Nacianceno; pero en realidad depende cómo se interprete tal escrito. Otros PPa la llaman immacualada (como S.Sofronio de Jerus.).
[iii].De modo que “protestante” sería lo-no-negado respecto al catolicismo.
[iv].Cfr. su “Magníficat”: un comentario de sus primeros años, y port obra detransición. Concluirá en su obra “Ave María” negando el aspecto imetratorio de esta oración, para reducirla sólo a la alabanza; así confirma su postura de negar a María su intercesión ante Dios.Hoy día el Ave María se sigue rezando así entre protestantes. Por eso para él sól valían 3 fiestas marianas, y a las que daba sólo sentido cristológico: Anunciación, Purificación, y Visitación.