Comentario a los numerales 189 y 190 del documento “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”: Formar mujeres y hombres nuevos en Cristo.
Por Juan Revilla
La Iglesia católica en su lema de campaña pastoral “Parroquia renovada, parroquia misionera” ha pisado firme y ha tomado el papel que debe de tener la Iglesia en nuestro pueblo, asumiendo el compromiso que desde la Iglesia primitiva a desempeñado de seguir procurando la salvación de los hombres de todos los tiempos, dicha misión siempre fue expresada desde sus orígenes, pues siempre estuvo llena de retos y circunstancias adversas a la misma salvación manifestándose en una persecución insaciable; una Iglesia que hacía frente a la Roma dominante y al mismo pueblo judío.
Con inseguridad y violencia, vivían las pequeñas comunidades cristianas, martirio, destrucción y muerte eran el pago de ser cristianos y si lo comparamos con nuestros días, es algo muy similar la inseguridad y violencia ya descrita en el documento hace que la misma Iglesia recordando sus principios, ofrezca la alternativa de una vida nueva en Cristo, es tiempo de un cambio trascendental que los mismos mexicanos debemos hacer, desde nuestro interior, la Iglesia en el numeral 189 vislumbra esa necesidad de que los mismos mexicanos generemos esos cambios, cito textualmente el numeral:
189. Consideramos que lo primero que hay que hacer para superar la crisis de inseguridad y violencia es la renovación de los mexicanos. México será nuevo, sólo si nosotros mismos nos renovamos. La novedad de nuestra vida en Cristo dará origen a formas nuevas de relacionarnos con las personas con las que convivimos día con día, nos permitirá construir comunidades sanas y justas, nos capacitará para solucionar de manera pacífica los conflictos y para ser misericordiosos con los que sufren.
La renovación de nuestra Iglesia debe de ser acorde a la renovación que se exige que llevemos a cabo los mismos mexicanos. Con la nueva perspectiva de la Iglesia y las campañas lanzadas buscan la renovación de los mexicanos, mexicanos nuevos en Cristo Jesús, cimentando a esas nuevas comunidades, una nueva relación personal entre sus miembros pues ese nuevo nacimiento es en Cristo Jesús; cuando a Nicodemo se lo exponía Jesús, lo puso en conflicto y esas palabras causaron una gran admiración de este personaje, influyente, docto y con una identidad propia de un pueblo en este caso el de Israel, la pregunta fue titubeante y a la vez llena de esperanza de que se le diera una respuesta que pudiera transformar todo, Jn 3, 4 ¿Cómo es posible esto?, es quizá lo mismo que nos preguntemos : ¿Cómo podemos ser mujeres y hombres nuevos?, La Iglesia es clara y concreta, utilizando la misma técnica del maestro y la misma que aplicó la Iglesia primitiva:
A) Encuentro kerigmático
B) Seguimiento de Jesús (catecumenado)
C) Catequesis y doctrina
D)Vida sacramental y por último
E) Vivencia plena de la iniciación cristiana (seguimiento del catecumenado).
Parece fácil, pero el nacimiento tiene que venir de lo alto y así lo dice Jesús Jn 3, 7. Cito el numeral 190 tal cual ésta escrito:
190. Por tanto, la primera e inaplazable tarea es la formación integral de la persona.129 A ello queremos dirigir nuestros esfuerzos, encauzar nuestras energías, dedicar nuestros desvelos. Hoy como nunca es una exigencia invertir todos los recursos a nuestro alcance en la formación de las personas y en la promoción de condiciones de vida digna para todos.
Formación integral son los 5 puntos citados en el anterior párrafo (A-E), que concuerdan con el numeral 190, sólo así podemos tener buenos discípulos de Jesús que plasmen en sus vidas las enseñanzas del maestro, no, no, no son utopías quienes somos testigos de esa transformación que hace Cristo lo atestiguamos muy simple “antes de Jesús y después de Jesús”, sólo quién lo hemos experimentado podemos hablar de ello, el mismo Jesús lo cita en el evangelio de Juan Jn 3, 11-12, sino me creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo van a creer cuando les hable de las cosas del cielo?, incredulidad, falta de fe etc. Y el 12 “yo te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes rechazan nuestro testimonio, en términos vulgares como decimos los mexicanos “ suéltamelo tantito a ver cómo le va”, así dice también Jesús “suéltenme a estos mexicanos y a ver como les va”
Se abre un horizonte nuevo, con la esperanza y la fe puesta en Cristo iniciamos una aventura en la barca de Pedro (en la Iglesia católica), a los pies del maestro ahí somos transformados por él, su pedagogía no tiene límites, ni pide requisitos a los mexicanos para que nos convierta y en mujeres y hombres nuevos, ya lo sabemos para él no hay nada imposible, para los hombre que todo lo razonamos parece imposible, hoy con la confianza de que la nave ya está en la mar de la formación integral, nos abandonamos con aquellas palabras que expresó a sus discípulos en la misma barca de Cristo cuando lo vieron caminar sobre el agua “ánimo, soy Yo”