SEÑOR, ATIENDE A MIS GEMIDOS.
Señor, escucha mis palabras, y a mi queja pon atención.
Presta oído a mi clamor, ¡oh mi rey y mi Dios!
Pues a ti te imploro, Señor.
Desde la mañana oyes mi voz.
Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera.
Tú no eres un Dios al que le gusta la maldad, ni el malvado tiene en ti acogida.
Los insensatos no aguantan tu mirada, detestas a los que obran la maldad.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el nisal Católico : Asamblea Eucarística. México