Cuando a san Jerónimo se le pidió que tradujera la Biblia en latín (en 382 d.C.) optó por seguir la decisión de los judíos y rechazó los siete libros, llamándolos “apócrifos”. Esta decisión de Jerónimo fue rechazada por los concilios ya mencionados Y Jerónimo aceptó la decisión de los concilios.
Al fin y al cabo, los judíos expulsaron a los cristianos de la sinagoga y no les dejaron participar en la decisión sobre el canon. Hoy en día muchos se basan en las decisiones judías sobre el canon. Ahora bien, esos mismos judíos habían ya decidido rechazar a Jesús como Mesías: ¿por qué dar a ellos la autoridad sobre el canon del AT?
Martín Lutero y los demás reformadores decidieron seguir la decisión judía de basar el canon del AT sobre el idioma hebreo y sacaron los siete libros de su Biblia. Los llamaron “apócrifos” siguiendo la idea de San Jerónimo. Así comenzó la Biblia Protestante. En el tiempo de la Reforma, Lutero (1534) introdujo la idea de calificar los varios libros del NT según lo que él consideraba su autoridad. Otorgó un grado secundario a Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis, los puso al final de su traducción. Hizo igual con los siete libros del AT, pero no los quitó de la Biblia. Dijo que no son iguales a las Sagradas Escrituras, pero sí son útiles y buenos para leer (Artículo VI de los 39). En 1643 el profesor John Lightfoot les llamó ”apócrifa desgraciada”. En 1827 la Sociedad Británica y Extranjera de la Biblia los omitió completamente en su Biblia. Luego, otras editoriales hicieron lo mismo.
Algunos hermanos dicen que la Iglesia católica añadió estos siete libros en el Concilio de Trento (siglo XVI), pero Lutero no hubiera podido rechazar estos libros si ellos no hubieran estado ya en el canon.[5] Otros dicen que no se citan en el NT. Pero, tampoco el Nuevo Testamento cita Ester, Abdías y Nahum, y sin embargo los hermanos los aceptan en su Biblia.
Los cristianos usaban el rollo grande más que el pequeño por ser escrito en griego. El griego, idioma universal de este tiempo, era el idioma del NT. Justino Martir escribió que la Iglesia tenía un AT distinto a lo de los judíos. Sin embargo, por consideración a los judíos, sobre todo en las controversias, algunos representantes aislados de la Iglesia, por lo menos en la práctica, no pusieron ya desde el principio, los siete en la misma línea con los otros 39.
Los judíos de Palestina decidieron el canon del AT alrededor de los años 90-100, como se dijo, rechazando los siete libros escritos en griego. Algunos hermanos se basan en Ro 3, 1-2 para decir que el cristiano debe reconocer esta decisión judaica palestina: “¿Qué ventaja tiene pues el judío? Primero ciertamente que les ha sido confiada la palabra de Dios” [6]. Sin embargo, de aquí no se sigue que ellos tengan más autoridad que la Iglesia del Nuevo Testamento para aprobar los libros sagrados. ¿Cómo puede ser que rechacen al Mesias, si a ellos había sido confiada precisamente la Palabra de Dios? El hecho de que Dios les haya dado la Palabra de Dios no garantiza que sean infalibles en su interpretación o discernimiento; si lo hubiesen sido, nunca hubiesen rechazado al Mesias. Además: ¿quiénes tenían que decidir el canon? ¿Qué judíos? ¿Qué autoridad? ¿Quiénes se reunieron en Jamnia para esa decisión? ¿Hay algún documento?
Los manuscritos más antiguos del AT (por mil años) contienen los Deuterocanónicos. Salvo la ausencia de Macabeos en el Codex vaticanus, el más antiguo texto griego del AT, TODOS LOS DEMAS manuscritos contienen los siete libros.
“De los 850 documentos de los que han hallado restos en Qumrán, unos 223 son copias de distintos libros del Antiguo Testamento; se hallan representados casi todos los libros de la Biblia hebrea (menos Ester), y algunos deuterocanónicos (Tobías, y Ben Sira o Eclesiástico)… Como se sabe, la actual Biblia hebrea tiene como base un manuscrito de Leningrado copiado el año 1008 d.C., y representa el texto consonántico oficial rabínico (Texto Masorético), fijado con toda precisión en el siglo II d. C., y transmitido sin variantes hasta nuestros días. Frente a él, los cristianos de Oriente y los occidentales no reformados utilizaron habitualmente los libros y el texto representados por la antigua versión griega de los LXX…Al publicarse los primeros manuscritos bíblicos de Qumrán, en concreto, dos rollos de Isaías encontrados en la cueva 1, se encontró que estos textos -mil años más antiguos que los manuscritos medievales en que se basan las biblias hebreas y anteriores a la unificación masorética.- eran prácticamente iguales al texto conocido”. Los documentos del Qumrán, ¿qué aportan al cristianismo, por Eulalio Fiestas Le-Ngoc en Palabra, Octubre 1994, p. 71.