Partió de allí Elías y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien estaba arando; tenía doce medias hectáreas de tierra para arar y estaba en la duodécima. Elías se le acercó y le tiró encima su manto.
Inmediatamente, dejando sus bueyes, Eliseo corrió tras Elías: “Permíteme, le dijo, que vaya a abrazar a mi padre y te seguiré”. Pero Elías le respondió: “¡Puedes volverte, era algo sin importancia!”
Eliseo se alejó pero para tomar la yunta de bueyes y sacrificarlos; asó su carne con el yugo y se la sirvió a su gente, luego se levantó, salió tras Elías y entró a su servicio.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México